Un espacio para escribir

Me gustaría hablar como Aldo Schiappacasse, el hombre me ha hecho una nueva interesada en el fútbol con su estilo. Me gustaría verme como alguna de las Parson, ya saben, desde la cabeza hasta los pies. Me gustaría escribir como Sergio Paz, con su fantástica relación cantidad-calidad. Pero la verdad es que no tengo el don de la palabra del primero, el look de las segundas ni la llegada del tercero. Por eso, a pesar de mi larga resistencia, me entrego al mundo de los blog, el mundo virtual de los sin voz. Y aunque sé que vengo llegando tarde (no saben cuánto me costó encontrar un lugar que no estuviera ya ocupado), espero que sea de algún provecho.

Wednesday, November 21, 2007

No hay nada como NY y su farandulilla

He seguido con pasión los bajos y más bajos de la farandulilla gringa. Me quedo con la boca abierta en las colas del supermercado viendo las revistas y sus maravillosos titulares. Mis favoritas: Britney y Angie (Jolie, obvio). Que tienen más hijos, que los dejan, que cambian de hombre o no, peleas, casas nuevas...
La mejor portada, "¡Crisis! Angie llega a las 95 libras". Para que no hagan el esfuerzo que hice yo, eso quiere decir que la mujer (que mide entre 1.70 y 1.75, dependiendo de qué página vean, pero la mayoría se inclina por el metro 73) está pesando como 43 kilos.
Además hacen preguntas, “¿Está Britney abandonando a sus niños?” “¿Han dejado de nuevo a Jen?” “¿Volverá con Brad?”. Y yo ya me quedo pensando si será buena idea que Jen vuelva con Brad, que a la película siguiente con una bien guapa la deja comiendo helado sola en su casa. De nuevo.Bueno, en un afán nacionalista me puse a investigar si nuestra farandulilla estaba a la altura. Salté a LUN gracias a mi bello computador nuevo y a nuestro aun inconscientemente generoso vecino que tiene abierta su señal de internet. Y nada. Bien fome. Mucho Bielsa, mucho Madeleine (me he puesto un poco insensible en este tema), corporación del niño agredido (ese estaba mejor), alguien te mira y, lo más cercano a una estrella nacional, Carla Ochoa. De hecho, leyendo a Gumucio (a quien de paso rindo un homenaje porque escribe tanto mejor de lo que habla y además, lamentablemente, escribió sobre las ferias artesanales haciendo una referencia mucho mejor que la mía), me acordé de cuando se iban a casar Gonzalo Cáceres con Sarita Vásquez, probablemente uno de los climax de la farandulilla nacional.Fue entonces cuando decidí que la verdad estaba en un estupendo lugar: NY.
Sí claro, también están el Moma, el Metropolitan, el Empire State, la moda, el ombligo del mundo urbano... Pero quiénes somos sin faradulilla.
Por eso, dejé de decirle "esta gente" a los gringos. Ahora les digo gringos.

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