He seguido con pasión los bajos y más bajos de la farandulilla gringa. Me quedo con la boca abierta en las colas del supermercado viendo las revistas y sus maravillosos titulares. Mis favoritas: Britney y Angie (Jolie, obvio). Que tienen más hijos, que los dejan, que cambian de hombre o no, peleas, casas nuevas...
La mejor portada, "¡Crisis! Angie llega a las 95 libras". Para que no hagan el esfuerzo que hice yo, eso quiere decir que la mujer (que mide entre 1.70 y 1.75, dependiendo de qué página vean, pero la mayoría se inclina por el metro 73) está pesando como 43 kilos.
Además hacen preguntas, “¿Está Britney abandonando a sus niños?” “¿Han dejado de nuevo a Jen?” “¿Volverá con Brad?”. Y yo ya me quedo pensando si será buena idea que Jen vuelva con Brad, que a la película siguiente con una bien guapa la deja comiendo helado sola en su casa. De nuevo.Bueno, en un afán nacionalista me puse a investigar si nuestra farandulilla estaba a la altura. Salté a LUN gracias a mi bello computador nuevo y a nuestro aun inconscientemente generoso vecino que tiene abierta su señal de internet. Y nada. Bien fome. Mucho Bielsa, mucho Madeleine (me he puesto un poco insensible en este tema), corporación del niño agredido (ese estaba mejor), alguien te mira y, lo más cercano a una estrella nacional, Carla Ochoa. De hecho, leyendo a Gumucio (a quien de paso rindo un homenaje porque escribe tanto mejor de lo que habla y además, lamentablemente, escribió sobre las ferias artesanales haciendo una referencia mucho mejor que la mía), me acordé de cuando se iban a casar Gonzalo Cáceres con Sarita Vásquez, probablemente uno de los climax de la farandulilla nacional.Fue entonces cuando decidí que la verdad estaba en un estupendo lugar: NY.
Sí claro, también están el Moma, el Metropolitan, el Empire State, la moda, el ombligo del mundo urbano... Pero quiénes somos sin faradulilla.
Por eso, dejé de decirle "esta gente" a los gringos. Ahora les digo gringos.
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