Un espacio para escribir

Me gustaría hablar como Aldo Schiappacasse, el hombre me ha hecho una nueva interesada en el fútbol con su estilo. Me gustaría verme como alguna de las Parson, ya saben, desde la cabeza hasta los pies. Me gustaría escribir como Sergio Paz, con su fantástica relación cantidad-calidad. Pero la verdad es que no tengo el don de la palabra del primero, el look de las segundas ni la llegada del tercero. Por eso, a pesar de mi larga resistencia, me entrego al mundo de los blog, el mundo virtual de los sin voz. Y aunque sé que vengo llegando tarde (no saben cuánto me costó encontrar un lugar que no estuviera ya ocupado), espero que sea de algún provecho.

Tuesday, November 25, 2008

Atracciones de NY, capítulo 5: Más allá de Manhattan… Brooklyn


No quiero perder credibilidad y dicen que lo mejor en estos casos es decir la verdad. Pues vamos con ella. Esta saga comenzó como un ejercicio de nostalgia adelantada, una despedida por partes de la Gran Manzana que ya sabía yo tendría que abandonar en el corto plazo. Ahora, de vuelta en la capital de Chile, me dispongo a continuar el ejercicio, esta vez como un acto de nostalgia actualizado (no ya previo).
Habiendo aclarado este punto, abordo el tema en cuestión.

Tantas veces enfrenté la pregunta de si vale la pena salir de Manhattan. Que los outlet están en New Jersey, que los hipster están en Brooklyn y que The Nanny venía de Queens. Dejo de lado New Jersey porque desde que se instaló un Ikea en Brooklyn encuentro que no vale la pena cambiar de estado para ir de compras. Para irse de outlet mejor vaya a Miami y no las venga a revolver a la capital de la moda.
¿Entonces vamos a Brooklyn? Partamos por ahí. Que los hipster suenan en teoría más atractivos que el condado donde llegan los aviones (ya sea la Guardia o JFK).
Para quienes creen que Manhattan es el mundo de las mil caras, pintas, colores y sensaciones, pues aún falta conocer Brooklyn. Es como conocer todo Latinoamérica y captar después que te falta todo Asia. Tienen cosas en común, pero las variaciones son infinitas.
¿Vale la pena conocer Brooklyn? Si estás dispuesto a salir de Manhattan, es probablemente la mejor opción. Algunos de los atractivos son:

- Williamsburg: Centro neurálgico de la taquilla, caminas rodeado de onderos lugares para comer, onderas tiendas, onderas personas vestidas de pitillos y sus rayban puestos paseando guaguas a su vez onderamente vestidas. Pero el barrio no es tan grande. Son tantos los que se pierden y vuelven decepcionados… Yo recomendaría bajarse en la estación Bedford Av. de la línea L (gris) y caminar por la calle del mismo nombre hasta que los locales comerciales raleen. En el barrio hay también artistas. A veces son al mismo tiempo hipster y otras no. Suerte al tratar de identificarlos.

- Greenpoint: Pegadito a Williamsburg está este barrio bien polaco que ya se está levantando hace un buen tiempo. Ahora, como está en proceso de es menos comercial, lo que algunos pueden encontrar divertido y otros fome. Cada quien verá lo que está buscando. Puedes pasar 5 minutos recorriendo la calle central hasta llegar a Williamsburg y salir de dudas.

- Dumbo: Entre los puentes Manhattan y Brooklyn está este pequeño barrio. Dicen que surgió porque los artistas se fueron a vivir a esos grandes y baratos espacios. Después las inmobiliarias, que todo lo rentabilizan, les habrían “prestado” departamentos a artistas para que le den onda al barrio. Y cuando llegaran los yuppies a vivir al barrio con onda… artista: hasta acá llegó la amistad. Si tienen la suerte en que les toque el fin de semana de talleres abiertos, es un lujo, el barrio se prende como nunca.
La vista de los dos puentes en la tarde-noche es para el recuerdo.

- Brooklyn Heights:
Lo mejor sería vivir ahí, pero si andas de paso y estás cerca, puedes disfrutar de una maravillosa vista de Manhattan. Lo único más lindo que estar en Manhattan es ver Manhattan.

- Prospect Park, jardín botánico y Museo de Brooklyn: Este paquete tres en uno suena bien pero no creo posible hacerlo en un día. Prospect es enorme, lindo y con una identidad propia, distinta a Central Park. El barrio cercano, Park Slope, es de esos a los que uno se querría ir rápidamente, con esas casita de tres pisos antiguas y sus entradas con escaleras. Quiénes están buscando un lugar para casarse (qué romántica que ando), vayan de todas maneras al jardín botánico. Hay una casita de vidrio que es una maravilla, aunque ahora que lo pienso los invitados se deben cocinar en un efecto invernadero. Estupendo paseo de primavera y otoño considerando la vegetación reinante.
Por último, el museo de Brooklyn no parece tener comparación evidente. La construcción es clásica, su exposición permanente tiene algunos brillos (tienen instalada un recorrido que va mostrando como eran las casas donde vivía la gente en distintos momentos históricos en la región, a tamaño natural, ADENTRO del museo). Ahora, los lujos pueden darse por las exposiciones temporales o las fiestas-encuentros que organiza Target en el mismo lugar.

- Fort Greene: Esta es una joyita que no descubrí yo y que no visité hasta mis finales en NY, pero vale la pena rescatarla. Ubicado a sólo un par de estaciones al sureste del downtown de Manhattan este barrio, hasta cuando lo dejé (las cosas suceden tan rápido en NY que quizás cómo ha evolucionado), combina perfectamente la oferta gastronómica comercial con personas que viven ahí desde hace años, un barrio con historia viviente, en el cual conviven recién llegados con habitantes de larga data. Además tiene parque, el lindo edificio medio art deco del BAM, deliciosos restaurantes étnicos, bistro y otros, y una entretenidísima feria de las pulgas.

- Coney Island y Brighton Beach: Si viste Quisiera Ser Grande y varias otras películas gringas recordarás el concepto del “Parque de Diversiones”. Pues bien, si la película transcurría en NY, probablemente los juegos eran los de Coney Island. La visita es una experiencia. Como siempre en NY todo es un poco límite y sucio, pero muy divertido. Hasta churros, cabritas y juegos con premios pueden animar la jornada. Ojo, que siempre dicen que ahora sí que lo cerrarán para construir unos condos de lujo. Y aunque el sector construcción parece medio paralizado por estos días, Juan Segura vivió muchos años. Revisa si está abierto y los horarios (no son iguales en invierno y verano, y a veces las estaciones intermedias pueden confundir al visitante). Ahora, para ir a la playa y comer, o para hacer cualquier cosa que no tenga que ver con los juegos del Parque de Diversiones, más les recomiendo ir a Brighton Beach. El vecino sector es conocido como la Pequeña Rusia y tiene todo el encanto de un barrio de inmigrantes no invadido por turistas (como sería la Pequeña Italia o Chinatown). Además pueden comprarse todo tipo de tonterillas. Desde esos poster onda soviéticos, muñecas rusas y ensalada rusa. También hay caviar y todo un mundo en letra cirílica que incluyen libros, videos y un millón de cosas que para los que no hablamos ruso no tienen más sentido que la anécdota… ¡pero qué anécdota!

Por supuesto Brooklyn es mucho más que esto. Pero esta es una pequeña muestra de los mil mundos que ahí pueden encontrarse.

Tuesday, October 21, 2008

Atracciones de NY, capítulo 4: De compras

En NY se compra con los ojos y con las manos. Están los lugares donde puedes arrasar y esos en los cuales sólo podrás comprar un accesorio. Donde te paseas con la confianza con que uno entra a Zara o aquellos que impactan y amilanan desde la vitrina. Una vez que se acepta esa premisa, la angustia de no poder verlo todo y –menos aún- comprarlo todo, es tu peor enemigo. Hay que combatirla como la lepra y aceptar que hay cosas que tendremos que dejar ir.
Entendamos algunas condiciones básicas. Cuando hablo de ir de compras, me refiero a ropa. Ese placer tortuoso. Y aunque sé que no TODO EL MUNDO tiene un presupuesto TAN limitado, pensando en la conversión peso-dólar, considerando que NY es considerada una de las ciudades más caras del mundo y, por último, porque se me presentan problemas éticos al pensar en invertir miles de dólares en cualquier prenda, me manejaré considerando un presupuesto que denominaré como “razonable”.
Desde esa perspectiva y en un esfuerzo de síntesis que casi me hace llorar, puedo decir que:
- Tiendas: Mis “tiendas de velador” son H&M y Forever21. Ambas son muy baratas y tienen de todo un poco. Ahora, a cuál de sus tiendas vayas puede resultar fundamental y dependerá de tu personalidad y paciencia. Para una compra concentrada, pasando por las dos tiendas y teniendo disponible además GAP, Victoria’s Secret está la calle 34 esquina 6ªavenida… Si se tiene la oportunidad, es mejor ir en días de semana cuando la otra gente está trabajando (ahora, si no estás trabajando ¿mereces comprarte ropa? Te respondo de inmediato que sí. No tenemos trabajo ni terapia, ¡pues tendremos compras!).
Ambas están también en Union Square (y en muchas otras partes, pero para eso están los localizadores de tiendas en internet), donde se encuentra quizás el mejor representante de Forever21 al lado de Strawberry que a veces tiene sus cosas menos sintéticas y debajo de Basement. También hay un H&M e el barrio, chico pero menos concurrido, y por los alrededores encuentras también Anthropology (cuyo mejor ejemplar está quizás en Rockefeller Center).
- SoHo: En este barrio y sus vecinos enanos (léase NoLita, NoHo y similares) está todo. Las tiendas antes mencionadas, la taquilla de Urban Outfitters con sus maravillosas cosas de casa (para mí gusto lo mejor de la tienda) más las baraturas de Old Navy, tiendas de chimuchina sólo comparables a Patronato con un toque de artículos para turistas y muchas pequeñas tiendas de diseño más exclusivo. Además, ahí están los únicos ejemplares de Mango, Uniqlo y Top Shop de NY. ¿Mi recomendación? En caso de que tengas poco tiempo, ve a SoHo. Aguanta la respiración y sumérgete en el gentío, porque parece Jumbo en 24 de diciembre. Si tienes tiempo y poca paciencia, trata de ir a otras sucursales y disfruta el paseo por SoHo en sí mismo. Recuerda salir de Broadway, meterte por todas las perpendiculares. Ahí están las joyitas de diseño. Lamentablemente, la mayoría si bien no cuesta miles de dólares, sí vale cientos.
- Tiendas de descuento: Si eres fanática de los artículos de diseñador y tu presupuesto es ajustado, NY también te da una oportunidad. Century21 (quizás el más popular), Loehmann’s (mi favorito en el rubro) y Daffy’s son interesantes ejemplares de estas enormes tiendas que permiten comprar cosas que deberían ser caras, pero acá son más baratas. Si eres de aquellos que encontraban maravillas en Almacenes Paris antes de que llegara Top Shop, este es tu lugar. Hay que saber buscar.
- Tiendas de segunda mano: Acá venden un poco de todo. Una vez me dieron una inteligente recomendación: si vas a ir a una Thrift shop hay que ir donde están las mujeres con plata. Pues dicho y hecho. El mejor lugar para descubrir tesoros está en el Upper East Side. Probablemente a partir de la calle 85 hacia abajo, en la Tercera Avenida y quizás en Lexington. En esto también hay que tener suerte, paciencia y un desinfectante esperando en casa.
- Ese diseño juvenil: Probablemente los lugares que tienen artículos más tentadores en términos de diseño sin llegar a los precios exorbitantes son East Village y el Lower East Side. No vayan después de haber pasado por H&M y Forever21, porque nada cuesta 20 dólares, pero son accesibles. En el East Village vale la pena caminar por St. Marks y los alrededores de Tompkins Square Park. Ojo con la calle 7 hacia el Oeste, también tiene cosas interesantes. El Lower East Side no es tan grande y sus límites son bastante evidentes (cuando llegues al barrio chino detente), así que las recomendaciones son más bien pasear por Orchard, Rivington y meterse en cada lugar que pueda parecer divertido. Los precios varían mucho de un lugar a otro y hay tiendas de ropa nueva y usada.
- No de compras, de paseo: Así como al estar en NY uno debería entrar a Tiffany, creo que también hay que entrar a Bloomingdales , Macys y un par más que ahora se me escapan ¿Sacks quizás?). Personalmente nunca he comprado nada ahí, pero tienen ese no sé qué… y baños (un bien muy preciado en la Gran Manzana).

Ahora me doy cuenta que la única angustia comparable a no poder comprar todo en NY, es no poder hablar de todos los lugares que hay para comprar. Puede que sea necesaria una subserie de Atracciones de NY… ¿De compras en NY capítulo 2?

Sunday, October 12, 2008

Atracciones de NY, capítulo 3: Metrocard

Con tanto noticia de la crisis dando vuelta y considerando las razonables preocupaciones de presupuesto de un visitante a NY (¡sobre todo viendo cómo sube el dólar!) siempre llega el minuto clave en que se debe adquirir la tarjeta Metrocard, utilizable en las múltiples líneas de Metro y sí, como muchos preguntan, también en los buses.

Hace unos días casi se me cayó mi lágrima de Magdalena al comprar mi última Metrocard y creo que ha llegado el momento de referirse a este ícono de la Gran Manzana.

Todos quieren consejos. Pues este es el mío: esta compra requiere de un profundo conocimiento personal y de una proyección del estilo de viaje-estadía que tendrás en NY, además –claro- de la duración del mismo. Este aspecto es muchas veces malentendido y se le pregunta al guía (en este caso yo) cuál conviene. Como si hubiera una respuesta única y universal. Mis queridos amigos, si así fuera, no habría tantas variables. Adoradores del libre mercado como los que se ven en el hogar y residencia de Wall Street hace rato habrían eliminado las alternativas sin demanda.
Las posibilidades son más o menos las siguientes:
- Viaja todo lo que quieras en un día por US$7,5
- Viaja todo lo que quieras en 7 días por US$25
- Viaja todo lo que quieras en 14 días por US$47
- Viaja todo lo que quieras en 30 días por US$81
- Comprar una tarjeta por una suma determinada de dolarcillos, a la que se le descontarán US$2 en cada viaje de metro o bus. Aquí hay una subcategoría, ya que algunos montos consideran un “bono”. Por ejemplo, si compras una de US$24, son doce viajes más un bono de US$1,5 (que no sirve de nada porque no alcanza para un viaje, pero le agregas los 50cts y ya está).

Ahora, mis estimados. No se abalancen. Lo evidente pareciera ser comprar la tarjeta de viajes ilimitados. Pero ahí está el truco. Dependerá de cuán expansivo quieras ser en tu recorrido. Si eres de esos viajeros que quieren recorrer pocos barrios, pero en profundidad, no harás más de dos viajes diarios (uno de ida y uno de vuelta). Si eres de esos probablemente querrás caminar más en la superficie de la ciudad que hacer largos viajes bajo tierra.
Si en cambio quieres alcanzar a ver lo más posible mientras estés, necesitarás hacer muchos viajes y sin duda te conviene la tarjeta ilimitada.
Debes considerar dónde estás alojado y a qué distancia están los lugares que quieres conocer. Muchas distancias en NY son caminables si tienes las ganas y el clima es relativamente amable. Probablemente en invierno usarás más metros en que verano, porque el frío te impedirá pasar tanto tiempo en la calle. En verano en cambio tienes que considerar un abrigo para subirte el metro, porque el aire condicionado puede matar a cualquiera.
Además claro, hay variables más complejas, como los buses expreso o el tren del aeropuerto, cuyas tarifas son mayores. Ninguno de ellos puede pagar con las tarjetas “viaja todo lo que quieras por”, pero sí con las equivalentes a dinero (más parecidas a la Bip ¿no?). Y si estás pensando en los buses, te advierto desde ya que parece atractivo viajar mirando pero no los consideres para viajes largos: el tráfico en NY es una pesadilla y hacen más paradas que la Colón El Llano. Por algo el metro es tan famoso.
Y si vienes con un presupuesto importante probablemente usarás sólo taxis.
Como ven, el tema es una cuestión muy compleja y de una lógica similar a un sudoku. Si me preguntan, creo que todo esto se reduce a una pregunta. Considerando que en NY hay más cosas de las que podrás ver no importa cuánto tiempo te quedes (yo misma tengo muchísimos pendientes) y que además querrás repetirte muchas cosas. Elige tu actitud posible en los últimos días:
a) Me rindo, es imposible ver todo, seguiré al mismo ritmo y veré lo que alcance.
b) No me quiero perder nada, tomaré taxis para ir más rápido si es necesario.
c) No me quiero perder nada, iré rápido a todos mis pendientes aunque estén en lados opuestos de la ciudad.

Si respondes a) o b), probablemente no harás un uso intensivo de la Metrocard. Si respondes c), considera desde ya la versión “unlimited ride”.
Y no te olvides: ¡pide tu mapa del metro cuando llegues al aeropuerto! A veces son difíciles de encontrar en las estaciones.

Sunday, October 5, 2008

Atracciones de NY, capítulo 2: El Flatiron

Tiene varios nombres y amplia fama en imágenes, pero mis víctimas se han mostrado en general reacias a visitarlo. Es que a poco andar de turista por NY, uno se da cuenta que es una ciudad de concentraciones. Uno va viendo las cosas de a pequeños montones, entonces quieres ir a las grandes aglomeraciones, como la Quinta, SoHo y sus vecinos, la milla de los museos. El problema es que, quizás por mi deficiente espíritu de guía, no he encontrado suficientes y atractivos elementos que rodeen al Flatiron.
OK, está cerca del museo del Sexo, pero tampoco he encontrado muchos interesados en eso. Está al frente de Madison Square, pero una vez que mis guiados descubren que Madison Square no es lo mismo que Madison Square Garden, pierden interés. Ahora, se supone que ahí puedes encontrar unas de las mejores hamburguesas de NY. En un quiosquito llamado Shake Shack. ¿El problema? Hay que hacer una fila tan larga, que no es apta para turistas, a quienes el tiempo siempre les falta en una ciudad como esta.
La solución es encontrar a un guiado fanático de la fotografía, como la Titi que fue una de las pocas que se apersonó en el sector del bello edificio. O con mucha paciencia, como mi santa madre a quien le alargué el paseo de la Quinta, que normalmente no debería pasar de la calle 34, hasta llegar a la calle 23, para mostrarle el Flatiron.
Ahora, quizás por todo esto el Flatiron merece ser destacado. Tienes que ir por él, buscarlo. Y cuando lo ves, creo que vale la pena. Para mí esa esquina es más neoyorquina que Times Square, porque la gente ahí de verdad trabaja y pasa haciendo otras cosas. Tiene un poco menos de Disneylandia.
Por eso, aunque no haya sido el primer rascacielos de la Gran Manzana, aunque tenga varias réplicas en otras ciudades o quizás por todo eso, el Flatiron es para mí una de las atracciones de NY.

Friday, September 26, 2008

Atracciones de NY, capítulo 1: La Quinta

Cuando ataca esa nostalgia del que va a partir, del que ya echa de menos lo que aún tiene, decidí que lo mejor era rendirle un homenaje paso a paso a la Gran Manzana. Y para partir por el principio, por el lugar donde yo paseé cuando llegué y a donde me encanta llevar a quienes, novatos como yo, se aparecen por primera vez por estos lados, decidí partir por la 5ª Avenida.

Aunque parte por allá arriba y termina por allá abajo, voy a ESA parte, ahí mismo donde se hace el taco humano en Navidad, donde se combinan lujosas vitrinas con poco lujosos turistas.
Creo que si te bajas del avión y te vas con jet lag y todo directo a downtown el impacto puede ser demasiado fuerte. Que para ir al Upper East Side uno quiere sentirse un poco más glamoroso y atractivo que pasajero recién eyectado de la clase turista. Y que para ir a un museo o de compras necesitas más concentración.
A la Quinta uno va a contemplar. A vislumbrar altos edificios, increíbles tiendas e impactantes precios, a darle una pequeña mirada a dónde querrá volver. Porque ya desde el principio ves esa puntita del Central Park que ya sabes querrás recorrer, pasas por el lado de la emblemática tienda Mac y Fao Schwarz, donde todavía tienen el piano de teclas en el suelo donde tocaba “Quisiera ser grande”. También están la Catedral de Saint Patrick y ese multifacético paseo para entrar a Rockefeller Center, donde se turna una cancha de hielo para patinar en invierno y mesitas con quitasoles en verano.

Vas dando una mirada a esas tiendas a las que les quieres hincar el diente. Demasiadas para enumerar y mucho dependerá del presupuesto, pero incluyen libros, ropas y electrónicos. LV, H&M, Prada… todos mezclados en la democracia del consumo.

El descanso lo recomiendo en la Quinta con la calle 42, en Bryant Park. Una pasadita por la Public Library donde NO se casó Carrie y dónde SÍ encontró el libro de su escrito fan Audrey Hepburn. Donde se dan cita todos los relacionados en la Fashion Week y donde en verano proyectan películas una vez por semana. Dicen que es uno de los beneficiados de la política de tolerancia cero, que pasó de ser el lugar de encuentro de traficantes a ser un maravilloso lugar de encuentro con wifi gratis y mesitas acogedoras.

Más allá le das una mirada al Empire State.

Además, siempre está el factor sorpresa. No olvides andar con tu cámara de fotos siempre lista. Nunca se sabe si te encuentras con un desfile de algún país, tendencia o marcha temática. Yo aún me arrepiento de no andar con cámara cuando me tocó el de los Hare Krishna.

Y sí, aunque estoy acá, ya echo de menos todo eso.

Saturday, September 13, 2008

Se me apareció septiembre

Cuando ya casi tenía el síndrome del nido vacío con todo esto de que Britney parece haber vuelto al carril y hasta el actor del Señor de la Querencia está en rehabilitación, llegó septiembre y se llevó mi tranquilidad cotidiana. Me temo que para siempre.
El año pasado no pude ver el homenaje del 11S porque, bueno, no tenía TV ni manejaba los trenes expreso con la delicadeza que lo hago ahora. Este año no lo pude ver simplemente porque no estaba disponible. Así es, señoras y señores, tengo mis días ocupados. Atrás han quedado los paseos a cualquier hora, los encuentros femeninos para el café y los vitrineos espontáneos. Una vez más soy una mujer seria y preocupada. Lo único que me separa de mi sueño de pasearme por Manhattan en tacones es que, la verdad, soy incapaz de pasearme por tacones por cualquier parte. A ver si encuentro algo tipo taquito chino para adiestrarme y poder cruzarme con las ejecutivas de la Gran Manzana con cara de dignidad.
Si no fuera porque atravieso a Manhattan bajo el agua y no en ferry, me sentiría igualita a secretaria ejecutiva, cuando llegaba con zapatillas de caña alta a trabajar. Y claro, ahí estaba Sigourney Weaver, el antecedente histórico, versión 1988, del Diablo se Vista de Prada.
Y yo que encuentro a Pineda cada día más parecido a Harrison Ford. Eso sí, no vaya a ser que termine mías días extra operada, llena de botox, viviendo en Los Ángeles. Yo me encuentro más bien conservadora en mi vestir y veo que en la onda oeste eso no se da tanto.

Thursday, July 31, 2008

Teorías de la conspiración de la dueña de casa


La vida de NY está llena de glamour. Ayer, mientras hacía el aseo del baño de mi departamento en Queens, noté que una vez más las mejores ideas se me ocurrían mientras restregaba la tina. Mientras trataba de retener ese pensamiento -que parecía genial- recordé que no es la primera vez que me pasa y que el síntoma se une a otros dos:
- normalmente la idea no es tan buena una vez que dejo esa actividad
- por más que decido que no haré el baño todos los días tiendo a hacerlo igual.
Uniendo todos estos pensamientos concluí que el producto aquel que limpia, desinfecta y (aunque no me gusta) aromatiza mi baño, debe ser adictivo. Después de todo, ¿no es raro algo que parece volvernos creativos por un momento, nos hace sentir bien, después mal y finalmente nos llama a hacerlo de nuevo? ¿Lo harán así para que uno lo use lo más seguido posible, los gaste más y lo compre más? Seguro que eso diría mi madre.
Pero no es la única conspiración posible. Además está la del laundry y los fabricantes de ropa. Acá las lavadoras tienen un solo ciclo de 25 minutos. O sea, nada se lava mucho. No hay remoje, no hay lavado a mano (se entiende, no hay en mi casa, porque no pienso hacerlo). Después de una experiencia uno se da cuenta que todo hay que lavarlo muy seguido, que nada esté muy sucio porque nunca volverá a estar muy limpio. Sumen secadora y tendrán el sueño de H&M y Zara: la ropa muere después de una temporada. Así se lava más y se compra más. Ideal para estar siempre a la moda. Olvídense de tener una pilchita regalona. ¿Estarán los detergentes también en la conspiración?
Ya agradezco no tener aspiradora, plumero, plancha, juguera, microondas y quizás cuantas otras cosas que ni siquiera conozco. Quizás en qué problemas estaría metida.

Thursday, July 24, 2008

Dear London

Creo que se ha menospreciado la angustia existencial que deben tener los británicos con esto de manejar por el otro lado.
Nunca pensé que visitaría la ciudad del Big Ben ni el país del Fish&Fries, pero siendo que un vuelo perdido nos dejó por ahí, no pude más que disfrutarlo.
Esas pocas horas, regaladas por el destino y cobradas mediante tarjeta de crédito, me mostraron que el asunto aquel de la conducción era más grave de lo que pensaba.
No es sólo que se adelanta por el otro lado o que, como peatón, antes de cruzar debes ir contra tus instintos al momento de verificar si viene algún auto que te pueda atropellar (con la consiguiente confusión de cuál era el instinto original y cuál el contrario). Es la permanente angustia al ver que nadie está manejando los autos, con la sensación de que hay muchos copilotos atentos pero el asiento del chofer va tantas veces vacío. Es como una película de ciencia ficción con más suspenso y misterio que las de Shyamalan.
Ahora, en un país donde puedes dejar olvidada tu cartera con las 3 P (pasaporte, pasaje y plata) y encontrarla a la vuelta en perfectas condiciones e incluso con un pequeño nudo para cerrarla (porque además la maldita no tiene cierre), está claro que no hay de qué preocuparse. Yo misma no pensé que alguien quisiera robársela, sino más bien temí que quisieran hacerla estallar por miedo a que fuera una bomba (¡qué tiempos vivimos hijos míos!).
Pero no. Nunca creí que se la robarían y los ingleses que me consolaban en el tren cuando relataba mi tragedia esperando a que los vagones al fin se detuviera (no recomiendo tomar un expreso en un país desconocido, nunca se sabe cuándo necesitará bajarse) me repetían: todo estará ahí cuando llegues. Y yo no les quería decir, ¡pero era lo mínimo que esperaba de ese país!
El asunto en que en un país con tal seguridad, donde reina la certeza de que el día siguiente estará nublado o lluvioso, donde obviamente se terminará la jornada laboral con una cerveza parado fuera de una par… ¿cuál es la angustia? Pues para mí está claro. La angustia es que al manejar por el otro lado deben pensar todo el mundo al revés. Y que nadie está manejando los autos.

Friday, June 27, 2008

Sin criterio formado

Había una película en que Jodie Foster era una mesera empeñosa y madre de un niño superdotado ulceroso porque se preocupaba demasiado de las cosas que pasaban en el mundo. Yo no seré superdotada ni niño, pero me he dado cuenta que he llegado a un nivel de sobreinformación que tiene un impacto sobre mi vida cotidiana.
Ya no es sólo que me dan ganas de comprarme algunos “llame ya” (insisto en que algunos de ellos deben realmente quitar las manchas, absorber el polvo y preparar comidas excelentemente picadas). Ayer de verdad respiré con alivio cuando Corea del Norte entregó información sobre su situación nuclear (dicen que hasta podría salir del famoso “eje del mal”), estoy preocupada por las elecciones de Zimbawe y hoy me pregunté sobre mi futuro cuando anunciaron que la Corte Suprema de EE.UU. votó a favor del derecho a tener armas. O sea, si todos empiezan a tener pistolas ¿a quién le dispararán primero? Obvio que a la sudaca inmigrante sin trabajo. Esto se puede convertir en “temporada de patos-temporada de conejos” en cualquier momento.
Corte: Estoy lista para ir a sentarme afuera de mi edificio con las dos viejitas que se instalan en sus sillitas de playa hasta que se acabe el verano. Además, como son viejitas duermen tan poco que uno las ve desde que se levanta hasta que se acuesta.
Creo que no estoy lista para la globalización. Soy una hipocondriaca de la información.

Sunday, June 8, 2008

M estudiante, ¿la segunda temporada?

Ya no se puede confiar en nadie. Recién el jueves me llegó el libro solicitado para mi nuevo curso. Me tenía que leer tres capítulos para el sábado.
Por supuesto, mi lado Woody Allen me jugó una mala pasada y me desperté el viernes con dolor de cabeza (¿tendré un tumor?). Cuento corto, entre remedios y unas horas (separadas entre sí) de sueño adicional, me lancé a la lectura de los principios del marketing. A esas alturas ya me creía sabia y había decidido que se hacía lo que se podía y sólo leería lo que alcanzara. El relajo fue tal, que empecé a resumir mi lectura, error que enmendé tras la lenta reflexión y análisis de una decena de páginas en una excesiva dosis de tiempo.
A las finales, pasé a duras penas la página 40 y de las 100 y tanto que nos habían pedido.
El primer día de clases en cuestión me desperté a las 6:30, antes de que sonara el despertador. Eso sí que es de primer día de clases. Y bueno, un segundo signo de neurosis urbana en dos días.
Pineda que me conoce me acompañó, preparó desayuno y me recordó todo lo que tenía que llevar en el bolso (recordemos que soy la niña que dejaba la mochila en casa en épocas de colegio) y hasta me llevó caminando al metro.
Llegué justo justo, a las 8:55 a la sala de clases. Llenita estaba y la puerta cerrada. Habían advertido tanto por mail que el prof. consideraba RUDE entrar a clases atrasado o irse antes, que me estresé, pero era sólo que la puerta era de esas que se cerraban solas. No había prof aún.
Somos una treintena de alumnos. Nos presentamos uno a uno. Dos coreanos reconocieron que estaban ahí para aprender inglés, 5 turcos (sí, cinco, hasta el prof estaba impresionado del nicho de mercado que nadie había explorado) también se defendían con un inglés variable. Latinoamérica estaba representada sólo por una peruana y yo. Mientras los profesionales de la comunicación también éramos dos (un gringo free lance y mi persona). El prof también comentó que le llamaba la atención este nuevo público (y yo que lo hallaba tan evidente).
Bueno, en suma, profesionales o gente en cargos ejecutivos, muchos de los cuales buscan darle "un giro a su carrera" (lo decía el folleto del curso y ellos también... impactante, continúo con mi teoría de que los gringos hablan como de mentira).
Lo bueno: le entendía todo al profesor. Lo malo: no todos me entendían a mí. A las finales igual traté de participar en clases (de ahí mi conclusión de que pocos me entendían a mí) en un episodio un poco confuso aunque sin resultados desastrosos.
Después pidieron voluntarios para ser líder de grupo de trabajo. Y aunque lo pensé, fui atacada por mi personalidad calculadora e insegura. Pensé que quizás nadie querría ser de mi grupo (una especie de retrocesos a la selección de equipos de deportes) y vi que se puso de líder de grupo una experta en finanzas. Tate que nada mejor que una experta en finanzas con una comunicadora, pensé. Adiós a mi grupo propio y sea como sea debo estar con la financista. Dicho y hecho. Fui la primera inscrita para ser parte de su grupo. Después se sumó la peruana, otra gringa que trabaja en ventas y uno de los 5 turcos.
Ya llegó el primer mail para definir qué caso elegiremos para nuestra presentación final.
Bueno, y la clase, el tema que nos convoca, entretenido. Lo mínimo que se puede pedir a un experto en marketing. Faltó aire acondicionado eso sí, sobre todo porque de un día para otro nos llegó el verano, ese de 34ºC sin parar y gran humedad, ese que nos mantendrá en vela hasta septiembre...
En cualquier caso, aprendí, soy cada vez más experta en Apple y sus mil maravillas (no los productos, entiéndanme, sino su mktg), la experiencia de comprar un auto de lujo, y por sobre todo, aprendí una frase que seguro me las arreglaré para usar millones de veces: "Hay tres formas de bajar de este quinto piso: la escalera, el ascensor, o saltando por la ventana. Puedes tomar la última alternativa, incluso hay algunos que sobrevivirían, pero no es el camino recomendado". Ya van a ver como la ocuparé.

Friday, May 30, 2008

Esas odiosas comparaciones


Desde chiquitita me enseñaron a no indicar con el dedo y que comparar era muy feo. Mi pedazo es más grande que el tuyo, yo gano menos que tú, el pasto del lado es más verde…
Pero las comparaciones son estupendas para agarrar perspectiva. Y claro, la perspectiva tiene un prestigio social mucho mayor.
Así que nos fuimos con Pineda a conocer la famosa Washington DC, ciudad de la Casa Blanca, el Capitolio, el monumento a Lincoln y tanta cosa. Yo ya me sentía como Mr. Smith goes to Washington, pero a diferencia de James Stewart en el 39 no terminamos dando ningún discurso frente a los legisladores. Y bueno, no somos en blanco y negro sino a color.
El asunto es que ambos volvimos con el mismo discurso. “Estupendo, claro, PARA IR DE VISITA”. Como que alguien nos hubiera invitado a vivir. A duras penas nos pasan en la ciudad cosmopolita y ya nos agrandamos.
Porque, para uno que se cree newyorquer, la ciudad de los eventos políticos parece que se tomó una pastilla de chiquitolina para que ninguno de sus edificios fuera más alto que el famoso Capitolio. A esto se suma que la gente es más gorda (creo que es allá y no acá donde deberían legislar sobre la obligación de publicar las calorías de todos los alimentos a la venta) y hasta las cadenas de hamburguesas y cafés cierran a las 7 de la tarde un sábado en EL fin de semana más visitado… Es como ir a la provincia para uno que viene de la Gran Manzana.
Pero las 6 horas de viaje en bus de ida y las 4 y media de vuelta (diferencia sólo explicable porque nos fuimos en buses de Chinatown) sirven para tomar perspectiva de nuestra querida ciudad. Volver a mirarla con el ojo crítico de quien no vio una basurilla en el suelo y pudo mirar el cielo azul sin grandes edificios.
Para no inventar la rueda de nuevo, nada mejor que los clásicos. Y probablemente Woody Allen y Frank Sinatra son a NY lo que Voltaire y Montesquieu pueden haber sido al siglo de las luces, lo que Andy Warhol fue a la sopa Campbell y así. Además, ambos fueron pareja de Mia Farrow, lo que no significa nada pero no por ello deja de ser un hecho indiscutible.
Del viejo Frank, La Voz, rescato la letra completa de la canción que me tocan todas las mañanas en la radio y que se llama como mi manzana favorita (la grande ¿no?)… por sobre todo los siguientes versos:
“I want to wake up in a city that never sleeps, and find I'm a number one, top of the list, King of the hill”; “if I can make it there, I’m gonna make it anywhere!”.
Del venido a menos Woody, prendado de jovencillas, puedo rescatar muchas cosas de sus creativos años anteriores. Me quedo con: “No sólo no hay Dios sino que ¡intenta conseguir un electricista en un fin de semana!”
La conclusión sería entonces que, quizás, para hacerla en esta ciudad y pasar a ser la reina de la colina, la número uno, hay que ser electricista y ofrecer servicios los fines de semana.
Y claro, que en cualquier caso no hay que vivir en Washington. A menos claro que vayas a vivir en la Casa Blanca, trabajar en el Capitolio, o tener una gran influencia sobre cualquiera de esos dos edificios blancos.
Si esto de agarrar perspectiva es estupendo…

Thursday, May 29, 2008

New York en un día

¡Qué entusiasmo! ¡Qué eficiencia en su turismo! ¡Qué cómodos deben ser sus zapatos de marinos!

Me dan ganas de gritar con ellos el coro en estos primeros días de primavera...

Tuesday, May 20, 2008

Un pequeño homenaje

Aunque no conozco San Francisco y recién me vengo integrando a los lectores de la revista Wired, debo compartir una frase que captó todo mis sentimientos respecto de la pizza newyorquer:

“It costs $482.79 to get a decent pizza in San Francisco -$17 for the pie, $85 for cab fare, and $378.80 for the flight to New York.”


¡No quiero ni pensar cuánto costaría conseguirla si uno está aún más lejos!

Saturday, April 5, 2008

Vamos por el Go Go dance


Qué escritora, qué estudiante de marketing o RRPP. Señores, he encontrado mi vocación perdida antes de nacer: quiero ser una Go Go Dancer. Todo por conocer la vida nocturna.
Es que Pineda encontró un fabuloso dato para ir a una fiesta donde Moby hacía de DJ. Amo ese tipo de espectáculos en NY. Un barcito buena onda, del tamaño de la ex Oz, en el taquillero lado oeste, cerca de Chelsea Market. Éramos los terceros en la fila para entrar y ya caían las primeras gotas de este invierno sin fin.
Entramos y ahí estaba el primer DJ. Un tipo buena onda, que te hacía mover la patita mientras entraba y entraba gente. No era para menos: la gracia costaba sólo 5 dolarcillos. Así ¿quién no va a Moby? Hasta yo, que ya no quiero recordar desde cuándo no tenía contacto con una fiesta de esta calaña.
Pero llegó la hora de partir de DJ buena onda, vestido con su polerón canguro, jockey y jeans. Y fue reemplazado por una verdadera estrella: Chewaca DJ, más conocido como Tommie Sunshine. Qué tipazo. Llegó cuán grande es, versión reencarnada de John Lennon. Como que el Beatle se paseara ahora por NY con varios kilos de más, la misma champa o más, una camisa setentera y ya no tuviera a Yoko. Porque Tommie andaba con mi nueva rol model: Go Go Dancer.
Llegaron ambos -DJ y su grilfriend Go Go Dancer- tipo 11 PM, pelo mojado, lentes oscuros, abrigos de piel. Se subieron al escenario. Ahí yo ya estaba lista. Esto de por sí era un espectáculo.
Go Go Dancer meneó su pelo negro hasta la cintura, acomodó sus lentes tipo Jackie O esfumados y miró al público con movimientos suavemente felinos. Juro que era como Julianne Moore en Boogie Nights. Sólo se podían ver sus grandes tacones brillantes debajo de tantas pieles. Entonces, dejó caer el abrigo de piel y o-my-goooood!!!! Rol model llevaba puesta una ochentera malla azulina sobre unas patas negras, subida en sus tacones y hasta con esos cinturoncillos trenzados tipo Flashdance. Era una de esas minas para las cuales se hizo el pantalón pitillo, el vestido globo y, aparentemente, también la malla tipo Jane Fonda en video de ejercicios.
Ella era el aplausómetro de su DJ Tommie. Cuando Chewaca lo hacía bien, ella movías sus caderas, cuando guateaba, ella se ponía a conversar y tomaba tragos transparentes en vasos misteriosos.
Después vino el tierno de Moby, cuya pelada ha reemplazado en mi corazón al vocalista de REM. De puro chaquetera que soy.
Todos bailamos y nos divertimos, con copas triangulares y botellas de cerveza, hasta que volvió Tommie Sunshine con su incomparable girlfriend y la taquilla quedó atrás mientras los Pineda Leiva volvíamos a nuestro tibio hogar en Queens.
Es que somos bien flojos para salir de noche, pero cuando lo hacemos, somos un hit encuentro yo.

Sunday, March 30, 2008

Nueva temporada


No es fácil esto de ser la protagonista y guionista de esta fabulosa serie no televisada. Después de tres ajetreadas semanas sociales en Chile, he vuelto a NY con el mejor ánimo para comenzar la segunda temporada de M en la Gran Manzana. Y en estos primeros días de vuelta en mi hogar me he dedicado a buscar en cada rincón el leit motiv de la segunda parte de mi propia sitcom.
Porque cualquiera que haya visto una serie sabe que la segunda temporada tiene un pequeño impulso dramático, ese cambio que nos engancha de nuevo (o grandes cambios en el caso de Lost). Bueno, y no sé si soy víctima de la huelga de guionistas -que dejó a varias series medias trasquiladas, con menos capítulos o de frentón menos temporadas- pero no logro captar de qué se trata esta temporada de mi vida/serie.
Hasta ahora no tengo personajes nuevos sino incluso diría que he ido restando a algunos. No sé si a algún actor lo pillaron drogándose o manejando totalmente ebrio, pero la verdulería de la esquina decidió terminar ayer sus funciones, haciendo desaparecer con ella a un buen paquete de vecinos de habla hispana. No es que tuviéramos mucha relación. De hecho, creo que nuestro vínculo era escaso y comercial y podría reducirse a la compra de una lechuga y un par de libras de uva en ocho meses. Así que a menos que se instale un local totalmente revolucionario, un medio hispano en busca de periodistas o una sucursal de H&M, creo que este no será el cambio que le dé un nuevo sentido a mi vida.
Por suerte la que desapareció no fue la griega del laundry, que me ha dado grandes y buenas recomendaciones, Bélgica, quien siempre me impulsa con sus fuerzas reiki, o algunas de las chilenas. Sí puedo decir que ambas –Chilena 2 y Chilena 3- han dejado atrás nuestra principal característica común: la cesantía. ¿Será que M columnista se va a transformar en M La Única Cesante?
Lo más difícil como guionista será mantener el tono de mi serie sin perder el interés de mis no-televidentes. ¿Ven como a veces las comedias se empiezan a poner fomes? Mi objetivo será entonces convertirme en Seinfield o algún sucedáneo. De esos que se mantienen durante años siendo siempre divertidos, sabiendo cambiar lo suficiente
Los dejo como testigos del suspenso. Y agradezcan que ustedes sólo lo presencian, miren que yo lo vivo. ¡Esto está mejor que las primarias demócratas! Para reforzar el punto, les regalo unos puntitos suspensivos…

Sunday, February 10, 2008

Yes we can


Tengo que reconocer que en estos días he enfrentado algunas dificultades por estar “fuera del sistema”, lo que me llevó a pensar -en un acto de positivismo sin medida- en cuáles son los beneficios de mi condición. Total, desde chiquitita me decían que todo derecho tiene responsabilidades. Ergo, digo yo, cuando uno tiene menos derechos, tiene menos responsabilidades.
Me van a creer que yo me inscribí bien vieja a los registros electorales en Chile porque no me consideraba “suficientemente informada como para hacer un voto suficientemente responsable”. No fue hasta que vi que las cosas se estaban apretando, que mi voto era necesario y que miles –sino millones- de irresponsables no compartían mi pudor, que partí corriendo a sacar mi carnet azul con blanco. El que hasta el día de hoy no he plastificado.
Con todo, tenía que llegar al país de las oportunidades para saber lo que era vivir las elecciones (o bueno, primarias en este caso, pero da igual), con la guata y no con la cabeza. No tengo ni la más mínima posibilidad de votar, así que me he dedicado sólo a gozar.
No sé si será esto de ser hija de seudo hippies, hija de la dictadura o hija del rigor, pero ¡cómo me gustan los periodos electorales!
Y eso que creo que esta es lejos la democracia más complicada del mundo. No es extraño que la gente no se interese en votar, cuando nadie sabe qué pasará con su voto. Además, uno cree que capta más o menos el sistema, y recuerda que el país es federal, así que lo que uno entendió con suerte corresponde al maravilloso NY y te quedan unos 50 estados aún por comprender.
Pero al final da un poco lo mismo. A nadie le interesa tener tan clara la Big Picture y lo mejor es tener claro por quien vas. Yo ya tengo mi candidato. Es que pucha que habla lindo Obama. Se me pone la piel de gallina y me dan hasta escalofríos en la columna vertebral cuando le escucho los discursos. Y ufffffffff, no sé a quién tiene a cargo de sus campañas audiovisuales, pero ¡son unos genios! Tiene también de su lado a cuanta estrellita se puede tener. Hasta lo que queda de los Kennedy lo apoyó. Y yo con eso ya me siento unos centímetros más cerca de Jacky O y más me emociono.
Además, aunque aún no era senador, no apoyó la guerra de Irak como Hillary y ya no queda nadie más en el lado demócrata. Y uno se habrá cambiado de país, de idioma, de profesional a dueña de casa, pero tengo claro que si soy de algún lado soy más demócrata que republicana ¿no?
Obama es quien más me hace sentir como en una película. De puro escucharlo en la tele ya me siento como en ese discurso de JFK cuando decía “ask not what your country can do for you—ask what you can do for your country”. Si hasta traté de ir a una manifestación masiva a su favor hace unos meses. Finalmente me ganó el soponcio porque en aquellos tiempos aún hacía calor y las 3 horas de espera que tenía el equipo de seguridad me desmotivaron. Reconozco que todo me dio un poco de vergüenza ajena por las señoras que decían “él es realmente diferente”, “cuando leí su libro me di cuenta que era the real thing” y cosas así. Pero con los meses pasados en NY uno va perdiendo el pudor y ya nada te da monos.
A todo esto se suma mi instinto de apoyar al débil. Porque así como siempre veía la teleserie que parecía tener menos rating, ahora que no tengo ninguna responsabilidad también quiero apoyar a quien no parece tener tantas posibilidades de ganar la presidencia. Darle rienda suelta a la pequeña idealista que hay en mí.
Y aunque todo el tema del cambio que ha usado Obama en su campaña me recuerda un poco a Lavín, me quedo con la última frase de oro de mi candidato: Yes, we can. Me cae de perillas para seguir dándole con ánimo a la Gran Manzana.

Saturday, January 19, 2008

De M columnista a M coleccionista

Siempre he tenido la duda de si es mejor saber mucho de algo o poco de mucho. Como periodista –tantas veces renegada pero periodista al fin y al cabo- que soy, sigo teniendo la alternativa. Están los que dedican su vida con pasión a una cosa. Me encantan. Podrán no saber nada sobre cualquier otra cosa pero, ¡cómo se manejan cuando se trata de su tema!
Yo en cambio soy como un trailer. Puedo tener conversaciones de dos minutos perfectamente. Soy la perfecta señora de diplomático, con algunas fallas de protocolo.
En mi completa admiración por quienes toman una sola y única pasión, fuimos con Pineda a ver una exposición de retratos de Santa Fabiola en la Hispanic Society. En los últimos 20 años, el señor Francis Alÿs se ha dedicado a recolectar distintas obras que reproducen el retrato de la supuesta antecesora de Santa Teresa realizado en el siglo XIX por el francés Jean-Jacques Henner. Alÿs ya tiene cerca de 300. A excepción de unos cuatro, todos muestran a la santa en su perfil izquierdo, con su velo rojo y en las más diversas versiones (maquillada, rubia, morena, tipo actriz años 30, tipo travesti…) y técnicas (la mayoría oleos, pero también collage de semillitas y otros).
Siempre me gustó la idea de coleccionar algo, cualquier cosa. Pero requería de una persistencia que he demostrado no tener. Siempre venía mi otra personalidad –la ordenada- a decidir que hasta cuando con tanto cachureo y todo se iba a la basura. Literalmente.
Pero se me ocurrió ahora que recolectaría y coleccionaría algunas cosas de NY:
- Vistas tipo postal: Algunas del Central Park, la tienda Mac, esquinas del Soho, el Metropolitan y tantos lugares comunes que seguro olvidaría en meses al partir. Así como lo que he aprendido de inglés.
- Comerciales de TV: La mayoría, salvo algunos de remedios, optan por el humor para captar nuestra atención. Reconozco que con algunos me he reído fuerte y todo. ¿Será la novedad de tener el bendito aparato en casa?
- Pintas de la gente: Atrás queda el pudor y adelante van las ganas de destacarse. Es más importante verse diferente que verse igual. Andar por las calles adecuadas es pasearse por fotos de Sartorialist (blog que publica fotos con pintas destacadas de NY). De hecho ayer fui a un recital y andaba una mina sacando fotos. Demás está decir que pasó por el lado mío sin decir pío. Ni sacar una foto.
- Actitudes políticamente correctas: Cada cual hace lo que mejor le parezca. Y aunque el otro día me asusté cuando me tocó un skin head sentado al lado en el metro (ya me veía en LUN como la ecuatoriana que atacaron en Barcelona), todos andan de lo más campantes. Y lo que más me ha impresionado no son las distintas razas. Seré políticamente incorrecta pero los que más me han llamado la atención son los enanos. Punk, ejecutivos… Así uno aprende que hasta los más pequeños tienen su espacio en la Gran Manzana.
- Mi propia energía: Así como no se puede acumular electricidad para cuando no haya tanta agua o gas, yo me imagino que en algún momento voy a requerir de la energía que tengo ahora ¿¿¿¿Cómo la junto????

Saturday, January 12, 2008

NY, All Ways Surprising


Suegra vino a pasar la Navidad por estos lados y de entradita no le gustó la ciudad. La encontró vieja fíjense. Y vieja es, considerando que sus orígenes se remontan a principios del siglo XVII. No dijo sucia, pero seguro que lo pensó en cuanto puso uno piececillo en el metro. Todo se solucionó con un buen paseo de compras por Chinatown y las encandilantes luces de Times Square. Santo remedio.
Es que esta NY es una chica muy coqueta y no le gusta darse con todos a buenas y a primeras. Pero cuando saca su artillería no hay como resistirse. Por eso estoy más de acuerdo con quienes protestan por el slogan chileno para promocionarse en el extranjero: “Chile, All Ways Surprising”. Vayan a lavarse la boca con jabón. Porque si NY no dice esas cosas de sí misma, que nadie lo diga.
Y que alguien me venga a discutir que no es cierto. Sobre todo hoy mismo, cuando mientras escribo se está realizando el 7º Paseo/Viaje Anual en Metro Sin Pantalones (traducción libre, pero bastante apegada a su nombre real). Es la combinación de locura y organización que siempre sorprende. Porque la gente está citada a las 3 de la tarde, con puntualidad, en una determinada estación de metro para ser organizada en grupos a cargo de un líder. Sólo una vez dentro del metro deben sacarse los pantalones para quedar en ropa interior (se ruega no usar colaless ni similares para que nadie se sienta ofendido y se invita a usar dos capas de ropa interior si los hace sentir más cómodos) y bajarse en la estación de metro que, con anterioridad, su líder les habrá indicado. Incluso se dan consejos como qué decir en caso de que alguien les pregunte qué están haciendo o por qué están sin pantalones. “Me estoy poniendo cómodo” y “Sentía que hoy debía salir sin pantalones”, son algunas de las sugerencias.
“Only in NY”. Tomen ese slogan. Y es de lo más pegador además, miren que lo escucho tupido y parejo. La gente lo dice todo el tiempo en las series y la vida real (la tele y el metro son mis principales fuentes de información en caso de que alguien considere mi afirmación estadísticamente cuestionable).
Y para qué hablar del simple “I love NY”. No hay suficientes tazones, poleras, ceniceros, gorros y tonterilla suficiente con la gastada fracesilla. Los turistas no se cansan de llevarla y los “artistas emergentes” de hacer reinterpretaciones gráficas y conceptuales del asunto. Pero qué más se puede hacer con la Gran Manzana que puede ser como la fierecilla domada de las ciudades pero por eso uno la quiere tanto. Aunque a veces haya que escudriñarla y buscarle el lado.