Un espacio para escribir

Me gustaría hablar como Aldo Schiappacasse, el hombre me ha hecho una nueva interesada en el fútbol con su estilo. Me gustaría verme como alguna de las Parson, ya saben, desde la cabeza hasta los pies. Me gustaría escribir como Sergio Paz, con su fantástica relación cantidad-calidad. Pero la verdad es que no tengo el don de la palabra del primero, el look de las segundas ni la llegada del tercero. Por eso, a pesar de mi larga resistencia, me entrego al mundo de los blog, el mundo virtual de los sin voz. Y aunque sé que vengo llegando tarde (no saben cuánto me costó encontrar un lugar que no estuviera ya ocupado), espero que sea de algún provecho.

Saturday, April 5, 2008

Vamos por el Go Go dance


Qué escritora, qué estudiante de marketing o RRPP. Señores, he encontrado mi vocación perdida antes de nacer: quiero ser una Go Go Dancer. Todo por conocer la vida nocturna.
Es que Pineda encontró un fabuloso dato para ir a una fiesta donde Moby hacía de DJ. Amo ese tipo de espectáculos en NY. Un barcito buena onda, del tamaño de la ex Oz, en el taquillero lado oeste, cerca de Chelsea Market. Éramos los terceros en la fila para entrar y ya caían las primeras gotas de este invierno sin fin.
Entramos y ahí estaba el primer DJ. Un tipo buena onda, que te hacía mover la patita mientras entraba y entraba gente. No era para menos: la gracia costaba sólo 5 dolarcillos. Así ¿quién no va a Moby? Hasta yo, que ya no quiero recordar desde cuándo no tenía contacto con una fiesta de esta calaña.
Pero llegó la hora de partir de DJ buena onda, vestido con su polerón canguro, jockey y jeans. Y fue reemplazado por una verdadera estrella: Chewaca DJ, más conocido como Tommie Sunshine. Qué tipazo. Llegó cuán grande es, versión reencarnada de John Lennon. Como que el Beatle se paseara ahora por NY con varios kilos de más, la misma champa o más, una camisa setentera y ya no tuviera a Yoko. Porque Tommie andaba con mi nueva rol model: Go Go Dancer.
Llegaron ambos -DJ y su grilfriend Go Go Dancer- tipo 11 PM, pelo mojado, lentes oscuros, abrigos de piel. Se subieron al escenario. Ahí yo ya estaba lista. Esto de por sí era un espectáculo.
Go Go Dancer meneó su pelo negro hasta la cintura, acomodó sus lentes tipo Jackie O esfumados y miró al público con movimientos suavemente felinos. Juro que era como Julianne Moore en Boogie Nights. Sólo se podían ver sus grandes tacones brillantes debajo de tantas pieles. Entonces, dejó caer el abrigo de piel y o-my-goooood!!!! Rol model llevaba puesta una ochentera malla azulina sobre unas patas negras, subida en sus tacones y hasta con esos cinturoncillos trenzados tipo Flashdance. Era una de esas minas para las cuales se hizo el pantalón pitillo, el vestido globo y, aparentemente, también la malla tipo Jane Fonda en video de ejercicios.
Ella era el aplausómetro de su DJ Tommie. Cuando Chewaca lo hacía bien, ella movías sus caderas, cuando guateaba, ella se ponía a conversar y tomaba tragos transparentes en vasos misteriosos.
Después vino el tierno de Moby, cuya pelada ha reemplazado en mi corazón al vocalista de REM. De puro chaquetera que soy.
Todos bailamos y nos divertimos, con copas triangulares y botellas de cerveza, hasta que volvió Tommie Sunshine con su incomparable girlfriend y la taquilla quedó atrás mientras los Pineda Leiva volvíamos a nuestro tibio hogar en Queens.
Es que somos bien flojos para salir de noche, pero cuando lo hacemos, somos un hit encuentro yo.