Un espacio para escribir

Me gustaría hablar como Aldo Schiappacasse, el hombre me ha hecho una nueva interesada en el fútbol con su estilo. Me gustaría verme como alguna de las Parson, ya saben, desde la cabeza hasta los pies. Me gustaría escribir como Sergio Paz, con su fantástica relación cantidad-calidad. Pero la verdad es que no tengo el don de la palabra del primero, el look de las segundas ni la llegada del tercero. Por eso, a pesar de mi larga resistencia, me entrego al mundo de los blog, el mundo virtual de los sin voz. Y aunque sé que vengo llegando tarde (no saben cuánto me costó encontrar un lugar que no estuviera ya ocupado), espero que sea de algún provecho.

Friday, September 26, 2008

Atracciones de NY, capítulo 1: La Quinta

Cuando ataca esa nostalgia del que va a partir, del que ya echa de menos lo que aún tiene, decidí que lo mejor era rendirle un homenaje paso a paso a la Gran Manzana. Y para partir por el principio, por el lugar donde yo paseé cuando llegué y a donde me encanta llevar a quienes, novatos como yo, se aparecen por primera vez por estos lados, decidí partir por la 5ª Avenida.

Aunque parte por allá arriba y termina por allá abajo, voy a ESA parte, ahí mismo donde se hace el taco humano en Navidad, donde se combinan lujosas vitrinas con poco lujosos turistas.
Creo que si te bajas del avión y te vas con jet lag y todo directo a downtown el impacto puede ser demasiado fuerte. Que para ir al Upper East Side uno quiere sentirse un poco más glamoroso y atractivo que pasajero recién eyectado de la clase turista. Y que para ir a un museo o de compras necesitas más concentración.
A la Quinta uno va a contemplar. A vislumbrar altos edificios, increíbles tiendas e impactantes precios, a darle una pequeña mirada a dónde querrá volver. Porque ya desde el principio ves esa puntita del Central Park que ya sabes querrás recorrer, pasas por el lado de la emblemática tienda Mac y Fao Schwarz, donde todavía tienen el piano de teclas en el suelo donde tocaba “Quisiera ser grande”. También están la Catedral de Saint Patrick y ese multifacético paseo para entrar a Rockefeller Center, donde se turna una cancha de hielo para patinar en invierno y mesitas con quitasoles en verano.

Vas dando una mirada a esas tiendas a las que les quieres hincar el diente. Demasiadas para enumerar y mucho dependerá del presupuesto, pero incluyen libros, ropas y electrónicos. LV, H&M, Prada… todos mezclados en la democracia del consumo.

El descanso lo recomiendo en la Quinta con la calle 42, en Bryant Park. Una pasadita por la Public Library donde NO se casó Carrie y dónde SÍ encontró el libro de su escrito fan Audrey Hepburn. Donde se dan cita todos los relacionados en la Fashion Week y donde en verano proyectan películas una vez por semana. Dicen que es uno de los beneficiados de la política de tolerancia cero, que pasó de ser el lugar de encuentro de traficantes a ser un maravilloso lugar de encuentro con wifi gratis y mesitas acogedoras.

Más allá le das una mirada al Empire State.

Además, siempre está el factor sorpresa. No olvides andar con tu cámara de fotos siempre lista. Nunca se sabe si te encuentras con un desfile de algún país, tendencia o marcha temática. Yo aún me arrepiento de no andar con cámara cuando me tocó el de los Hare Krishna.

Y sí, aunque estoy acá, ya echo de menos todo eso.

3 comments:

Piruca said...

ayyy, ya tengo nostalgia...

Vero said...

hasta a mí me dio nostalgia...

Nutela said...

qué buen consejo. lo seguiré al pie de la letra (las referencias a bryan park y sex and the city me mataron) cuando pueda al fin cumplir uno de mis sueños: viajar a nueva york.

como ando esperanzada por la vida, creo que me va faltando poco, tons siga no más con las recomendaciones y disfrute mientras esté allá. disfrute de su ahora.

besos