Un espacio para escribir

Me gustaría hablar como Aldo Schiappacasse, el hombre me ha hecho una nueva interesada en el fútbol con su estilo. Me gustaría verme como alguna de las Parson, ya saben, desde la cabeza hasta los pies. Me gustaría escribir como Sergio Paz, con su fantástica relación cantidad-calidad. Pero la verdad es que no tengo el don de la palabra del primero, el look de las segundas ni la llegada del tercero. Por eso, a pesar de mi larga resistencia, me entrego al mundo de los blog, el mundo virtual de los sin voz. Y aunque sé que vengo llegando tarde (no saben cuánto me costó encontrar un lugar que no estuviera ya ocupado), espero que sea de algún provecho.

Sunday, October 5, 2008

Atracciones de NY, capítulo 2: El Flatiron

Tiene varios nombres y amplia fama en imágenes, pero mis víctimas se han mostrado en general reacias a visitarlo. Es que a poco andar de turista por NY, uno se da cuenta que es una ciudad de concentraciones. Uno va viendo las cosas de a pequeños montones, entonces quieres ir a las grandes aglomeraciones, como la Quinta, SoHo y sus vecinos, la milla de los museos. El problema es que, quizás por mi deficiente espíritu de guía, no he encontrado suficientes y atractivos elementos que rodeen al Flatiron.
OK, está cerca del museo del Sexo, pero tampoco he encontrado muchos interesados en eso. Está al frente de Madison Square, pero una vez que mis guiados descubren que Madison Square no es lo mismo que Madison Square Garden, pierden interés. Ahora, se supone que ahí puedes encontrar unas de las mejores hamburguesas de NY. En un quiosquito llamado Shake Shack. ¿El problema? Hay que hacer una fila tan larga, que no es apta para turistas, a quienes el tiempo siempre les falta en una ciudad como esta.
La solución es encontrar a un guiado fanático de la fotografía, como la Titi que fue una de las pocas que se apersonó en el sector del bello edificio. O con mucha paciencia, como mi santa madre a quien le alargué el paseo de la Quinta, que normalmente no debería pasar de la calle 34, hasta llegar a la calle 23, para mostrarle el Flatiron.
Ahora, quizás por todo esto el Flatiron merece ser destacado. Tienes que ir por él, buscarlo. Y cuando lo ves, creo que vale la pena. Para mí esa esquina es más neoyorquina que Times Square, porque la gente ahí de verdad trabaja y pasa haciendo otras cosas. Tiene un poco menos de Disneylandia.
Por eso, aunque no haya sido el primer rascacielos de la Gran Manzana, aunque tenga varias réplicas en otras ciudades o quizás por todo eso, el Flatiron es para mí una de las atracciones de NY.

8 comments:

D J said...

Dada mi incultura, me enteré sólo por tus fotos de la existencia del Flatiron. Te aseguro que yo hubiese ido porque sabes bien que amo caminar y me encanta que me lleven a los lugares. Para otra vez será. Por mientras te estamos esperando.

Nutela said...

me tenías cuando pensaba que Madison Square era efectivamente el Madison Square Garden, que veré de todas formas. pero el edificio está total, en serio, tons será sumado a la lista de cosas por ver. me gusta además que en una ciudad que parece debe ser recorrida por aglomeraciones uno vaya por un sólo objetivo.
siga con los datos!!!!

un abrazo desde baires

S o L e said...

Mane,
también es uno de mis edificios favoritos de NY... además es uno de los primeros rincones que conocí de la ciudad porque el Talo trabaja justo al otro lado del parque.
Y un dato para terminar un paseo por el Flat Iron (todavía te queda tiempo para unas cuantas vueltas): en la 21 casi con Broadway hay un estupendo wine bar... tienes más de 100 alternativas para elegir tu copa! Igual, alguien debe caer con esa promesa al final del camino

skok said...

A mí nadie me ofreció a ir a Flatiron ni al museo del sexo... ¿o sí? Noooo, seguro iba

M said...

Fran: se te ofreció y te entusiasmaste, pero llegado el momento se privilegiaron otras cosas. Ahí quedó el Flatiron esperando.

skok said...

Seguro que no mencionaste el museo del sexo :)

Gabriela Calvete said...
This comment has been removed by the author.
Titi Santos said...

Oh! me siento tan honrada de haber sido nombrada en tu columna. Efectivamente a mi me gustó mucho, una de las fotos que te regalé es de ahí, las demás no fueron tan afortunadas. Sólo fueron producto del entusiasmo del momento y una vez en santiago, mirándolas con distancia, no pasó mucho más con ellas.