Ya me empezaba a sentir como en casa. Me puse de averiguar de colleges, considerando que las universidades eran muy caras para tomar clases de inglés. Me sentía tan precavida: "Sigo con mis cursos en la biblioteca vecina hasta octubre, ahí tomo un curso intensivo y después veo de una vez qué más hago". Tenía cubierto hasta como fin de año. Y no saben cómo me tranquilizaba eso.
Pero la vida me hizo avanzar a patadas. Me interceptaron en la biblioteca con un test sorpresa (al menos para mí) y chán: “Te tenemos una buena y una mala noticia. La buena es que realmente hablas muy bien inglés y la mala es que hablas tan bien que ya no puedes ser alumna de la biblioteca”.Y uno entiende ¿no? Los albaneses, mediorientales y centroamericanos que llegan sin hablar una palabra de inglés necesitan el cupo. Los he visto. De hecho, me ofrecieron ser voluntaria en la misma biblioteca para enseñarle a otros.
¿Cómo lo ven? Aún no me decido y atontada por la idea de pasar de ser alumna a ser profesora hice lo único que puede hacer una mujer en esa situación. Me fui a comprar a Ikea. Así que alfin tengo un plumón y un par más de tonterillas, que me lesionaron el hombro en el camino de vuelta por el peso de las bolsas.Y bueno. Al menos hoy cuando me desperté en la mañana pensando qué voy a hacer, estaba tapadita con un delicioso plumón.En el intertanto además me convertí en una seudo dueña de casa. Al menos ya tengo todos los vicios: estoy ocupada todo el día, enamorada de mi nueva escoba mágica (de esas que se les pone un papelito que "atrae" el polvo) y obsesionada con la tina tapada. Sólo me falta hacer hogar y cocinar. Para lo primero avanzamos en cada viaje a Ikea y para lo segundo mi nueva amiga Costa Rica me está dando unas páginas de recetas.Quizás termino siendo como cocinera centroamericana de frijoles con arroz.Así vamos. Viendo si las patadas nos llevan a otro lugar. Y bueno. Me puse a escribir. Total es la única vez que tengo el tiempo de hacerlo. Lamentablemente para mí lo primero que parí fue un cuento de ciencia ficción. ¡Si a mí nunca me ha gustado la ciencia ficción! Suerte para la humanidad que nunca lo verá. Veremos si la próxima vez me toca suerte a mí con algo más presentable.
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