
¿Me voy del país y todos se creen héroes? ¿Qué demonios hace la gente peleándose por Adolfo Zaldívar y Fernando Flores? Ahora todos los invitan a alojar cuando antes nadie quería jugar con ellos. ¿No son ellos los niños que siempre quisieron atención y nunca la tuvieron? ¿Nadie se da cuenta que hasta hace pocos días lo único que conseguía Flores eran unas entrevistas en LUN hablando de juegos de computador?
Sí, es cierto, no tengo vida. O sea, vivo en NY y me preocupo de estos pelmazos. Pero la verdad es que estoy en cama en NY. Que es como no estar en NY. No tengo ciudad y no tengo TV. Todo se redujo entonces a los dos libros que adquirí e Internet. Agotada ya de Britney, los comentarios de los debates pre pre pre presidenciales gringos y la huelga de los guionistas (debe ser la envidia porque supiera un poco más de inglés y me voy a ofrecer para terminar los diálogos de cualquiera de las series que tan bien manejo), me dejé abducir por la actualidad chilena.
Y todo el asunto del gordo y el colorín me llama mucho la atención. Ellos han sido sistemáticamente porfiados, resistentes, rebeldes y boca floja. Pero aparentemente este asunto de asociarse con la oposición para negarle las platas al Transantiago fue la última gota. Tanto va el cántaro al agua… (no termino de encontrarle la razón a este dicho, pero este tipo de hechos parecen confirmarlo)
Ahora, después del reto partidario a Zaldívar, hablan de divorcio en la DC. Justo el partido históricamente contrario a la idea de la separación matrimonial legal me entrega los mejores argumentos de por qué es necesario tener la posibilidad de divorciarse cuando corresponda.
La DC se ha convertido en un matrimonio con años de mala convivencia que está más cerca de la Guerra de los Roses que de cualquier partido político. Tenemos dos mundos irreconciliables, un pasado común pero ni el más mínimo cariño mutuo o amor por un ideal común.
"Juan Carlos Latorre dijo que había que llegar a un divorcio pactado; que sepan que si es así, nos vamos a quedar con la casa y el perro", dijo uno de los parlamentarios adolfistas según El Mercurio. Igualitos a Michael Douglas y Kathleen Turner, se pelean por ver quien deja la casa. Más debieron aprender de los Clinton, quienes se entregaron en cuerpo y alma a su sed de poder y se acomodaron todo cuanto ha sido necesario para transformarse en los Kirchner de los EE.UU., el eterno retorno a la Casa Blanca. Quizás hasta tienen sexo entre ellos si es necesario.
Y alegan que no es democrático. A mí mis papás siempre me decían que “esta familia no es una democracia”. Cosa de ver que los líderes nunca fueron sometidos a una votación, ahora lo entiendo. Lo mismo deberían ver los DC. Son nuevitos en estas cosas de las votaciones democráticas. Además, las democracias igual tienen un orden. Estar en democracia no significa que cada uno hace lo que se le venga en gana, sino que hay que seguir ciertos órdenes establecidos. Si no, la cosa es simplemente el caos.
Y con nada de esto digo que hay que darle las platas al Transantiago. Ni si quiera voy a entrar a ese tema. Aunque sea el de fondo. Pero para eso tengo MI espacio en internet y me fijo en lo que me parezca. El punto es lo jugoso que se ha puesto todo.
Reconozco de todas maneras que ni con fiebre tengo buenas capacidades adivinatorias. Pero sea lo que sea que salga de acá, está de miedo. Si no pasa nada, será una de esas familias que guardan los peores secretos para siempre y los sacan a la luz en una celebración cualquiera. Si todo se rompe vaya uno a saber si traerá consecuencias reales o ficticias, como Chile Primero, el autodenominado nuevo referente político de Flores y Schaulson.
En fin, considero que la política chilena está sabrosa. Cosa que no se veía desde hace algún tiempo.
Sí, es cierto, no tengo vida. O sea, vivo en NY y me preocupo de estos pelmazos. Pero la verdad es que estoy en cama en NY. Que es como no estar en NY. No tengo ciudad y no tengo TV. Todo se redujo entonces a los dos libros que adquirí e Internet. Agotada ya de Britney, los comentarios de los debates pre pre pre presidenciales gringos y la huelga de los guionistas (debe ser la envidia porque supiera un poco más de inglés y me voy a ofrecer para terminar los diálogos de cualquiera de las series que tan bien manejo), me dejé abducir por la actualidad chilena.
Y todo el asunto del gordo y el colorín me llama mucho la atención. Ellos han sido sistemáticamente porfiados, resistentes, rebeldes y boca floja. Pero aparentemente este asunto de asociarse con la oposición para negarle las platas al Transantiago fue la última gota. Tanto va el cántaro al agua… (no termino de encontrarle la razón a este dicho, pero este tipo de hechos parecen confirmarlo)
Ahora, después del reto partidario a Zaldívar, hablan de divorcio en la DC. Justo el partido históricamente contrario a la idea de la separación matrimonial legal me entrega los mejores argumentos de por qué es necesario tener la posibilidad de divorciarse cuando corresponda.
La DC se ha convertido en un matrimonio con años de mala convivencia que está más cerca de la Guerra de los Roses que de cualquier partido político. Tenemos dos mundos irreconciliables, un pasado común pero ni el más mínimo cariño mutuo o amor por un ideal común.
"Juan Carlos Latorre dijo que había que llegar a un divorcio pactado; que sepan que si es así, nos vamos a quedar con la casa y el perro", dijo uno de los parlamentarios adolfistas según El Mercurio. Igualitos a Michael Douglas y Kathleen Turner, se pelean por ver quien deja la casa. Más debieron aprender de los Clinton, quienes se entregaron en cuerpo y alma a su sed de poder y se acomodaron todo cuanto ha sido necesario para transformarse en los Kirchner de los EE.UU., el eterno retorno a la Casa Blanca. Quizás hasta tienen sexo entre ellos si es necesario.
Y alegan que no es democrático. A mí mis papás siempre me decían que “esta familia no es una democracia”. Cosa de ver que los líderes nunca fueron sometidos a una votación, ahora lo entiendo. Lo mismo deberían ver los DC. Son nuevitos en estas cosas de las votaciones democráticas. Además, las democracias igual tienen un orden. Estar en democracia no significa que cada uno hace lo que se le venga en gana, sino que hay que seguir ciertos órdenes establecidos. Si no, la cosa es simplemente el caos.
Y con nada de esto digo que hay que darle las platas al Transantiago. Ni si quiera voy a entrar a ese tema. Aunque sea el de fondo. Pero para eso tengo MI espacio en internet y me fijo en lo que me parezca. El punto es lo jugoso que se ha puesto todo.
Reconozco de todas maneras que ni con fiebre tengo buenas capacidades adivinatorias. Pero sea lo que sea que salga de acá, está de miedo. Si no pasa nada, será una de esas familias que guardan los peores secretos para siempre y los sacan a la luz en una celebración cualquiera. Si todo se rompe vaya uno a saber si traerá consecuencias reales o ficticias, como Chile Primero, el autodenominado nuevo referente político de Flores y Schaulson.
En fin, considero que la política chilena está sabrosa. Cosa que no se veía desde hace algún tiempo.