Tuesday, November 25, 2008
Atracciones de NY, capítulo 5: Más allá de Manhattan… Brooklyn
No quiero perder credibilidad y dicen que lo mejor en estos casos es decir la verdad. Pues vamos con ella. Esta saga comenzó como un ejercicio de nostalgia adelantada, una despedida por partes de la Gran Manzana que ya sabía yo tendría que abandonar en el corto plazo. Ahora, de vuelta en la capital de Chile, me dispongo a continuar el ejercicio, esta vez como un acto de nostalgia actualizado (no ya previo).
Habiendo aclarado este punto, abordo el tema en cuestión.
Tantas veces enfrenté la pregunta de si vale la pena salir de Manhattan. Que los outlet están en New Jersey, que los hipster están en Brooklyn y que The Nanny venía de Queens. Dejo de lado New Jersey porque desde que se instaló un Ikea en Brooklyn encuentro que no vale la pena cambiar de estado para ir de compras. Para irse de outlet mejor vaya a Miami y no las venga a revolver a la capital de la moda.
¿Entonces vamos a Brooklyn? Partamos por ahí. Que los hipster suenan en teoría más atractivos que el condado donde llegan los aviones (ya sea la Guardia o JFK).
Para quienes creen que Manhattan es el mundo de las mil caras, pintas, colores y sensaciones, pues aún falta conocer Brooklyn. Es como conocer todo Latinoamérica y captar después que te falta todo Asia. Tienen cosas en común, pero las variaciones son infinitas.
¿Vale la pena conocer Brooklyn? Si estás dispuesto a salir de Manhattan, es probablemente la mejor opción. Algunos de los atractivos son:
- Williamsburg: Centro neurálgico de la taquilla, caminas rodeado de onderos lugares para comer, onderas tiendas, onderas personas vestidas de pitillos y sus rayban puestos paseando guaguas a su vez onderamente vestidas. Pero el barrio no es tan grande. Son tantos los que se pierden y vuelven decepcionados… Yo recomendaría bajarse en la estación Bedford Av. de la línea L (gris) y caminar por la calle del mismo nombre hasta que los locales comerciales raleen. En el barrio hay también artistas. A veces son al mismo tiempo hipster y otras no. Suerte al tratar de identificarlos.
- Greenpoint: Pegadito a Williamsburg está este barrio bien polaco que ya se está levantando hace un buen tiempo. Ahora, como está en proceso de es menos comercial, lo que algunos pueden encontrar divertido y otros fome. Cada quien verá lo que está buscando. Puedes pasar 5 minutos recorriendo la calle central hasta llegar a Williamsburg y salir de dudas.
- Dumbo: Entre los puentes Manhattan y Brooklyn está este pequeño barrio. Dicen que surgió porque los artistas se fueron a vivir a esos grandes y baratos espacios. Después las inmobiliarias, que todo lo rentabilizan, les habrían “prestado” departamentos a artistas para que le den onda al barrio. Y cuando llegaran los yuppies a vivir al barrio con onda… artista: hasta acá llegó la amistad. Si tienen la suerte en que les toque el fin de semana de talleres abiertos, es un lujo, el barrio se prende como nunca.
La vista de los dos puentes en la tarde-noche es para el recuerdo.
- Brooklyn Heights: Lo mejor sería vivir ahí, pero si andas de paso y estás cerca, puedes disfrutar de una maravillosa vista de Manhattan. Lo único más lindo que estar en Manhattan es ver Manhattan.
- Prospect Park, jardín botánico y Museo de Brooklyn: Este paquete tres en uno suena bien pero no creo posible hacerlo en un día. Prospect es enorme, lindo y con una identidad propia, distinta a Central Park. El barrio cercano, Park Slope, es de esos a los que uno se querría ir rápidamente, con esas casita de tres pisos antiguas y sus entradas con escaleras. Quiénes están buscando un lugar para casarse (qué romántica que ando), vayan de todas maneras al jardín botánico. Hay una casita de vidrio que es una maravilla, aunque ahora que lo pienso los invitados se deben cocinar en un efecto invernadero. Estupendo paseo de primavera y otoño considerando la vegetación reinante.
Por último, el museo de Brooklyn no parece tener comparación evidente. La construcción es clásica, su exposición permanente tiene algunos brillos (tienen instalada un recorrido que va mostrando como eran las casas donde vivía la gente en distintos momentos históricos en la región, a tamaño natural, ADENTRO del museo). Ahora, los lujos pueden darse por las exposiciones temporales o las fiestas-encuentros que organiza Target en el mismo lugar.
- Fort Greene: Esta es una joyita que no descubrí yo y que no visité hasta mis finales en NY, pero vale la pena rescatarla. Ubicado a sólo un par de estaciones al sureste del downtown de Manhattan este barrio, hasta cuando lo dejé (las cosas suceden tan rápido en NY que quizás cómo ha evolucionado), combina perfectamente la oferta gastronómica comercial con personas que viven ahí desde hace años, un barrio con historia viviente, en el cual conviven recién llegados con habitantes de larga data. Además tiene parque, el lindo edificio medio art deco del BAM, deliciosos restaurantes étnicos, bistro y otros, y una entretenidísima feria de las pulgas.
- Coney Island y Brighton Beach: Si viste Quisiera Ser Grande y varias otras películas gringas recordarás el concepto del “Parque de Diversiones”. Pues bien, si la película transcurría en NY, probablemente los juegos eran los de Coney Island. La visita es una experiencia. Como siempre en NY todo es un poco límite y sucio, pero muy divertido. Hasta churros, cabritas y juegos con premios pueden animar la jornada. Ojo, que siempre dicen que ahora sí que lo cerrarán para construir unos condos de lujo. Y aunque el sector construcción parece medio paralizado por estos días, Juan Segura vivió muchos años. Revisa si está abierto y los horarios (no son iguales en invierno y verano, y a veces las estaciones intermedias pueden confundir al visitante). Ahora, para ir a la playa y comer, o para hacer cualquier cosa que no tenga que ver con los juegos del Parque de Diversiones, más les recomiendo ir a Brighton Beach. El vecino sector es conocido como la Pequeña Rusia y tiene todo el encanto de un barrio de inmigrantes no invadido por turistas (como sería la Pequeña Italia o Chinatown). Además pueden comprarse todo tipo de tonterillas. Desde esos poster onda soviéticos, muñecas rusas y ensalada rusa. También hay caviar y todo un mundo en letra cirílica que incluyen libros, videos y un millón de cosas que para los que no hablamos ruso no tienen más sentido que la anécdota… ¡pero qué anécdota!
Por supuesto Brooklyn es mucho más que esto. Pero esta es una pequeña muestra de los mil mundos que ahí pueden encontrarse.
Tuesday, October 21, 2008
Atracciones de NY, capítulo 4: De compras
En NY se compra con los ojos y con las manos. Están los lugares donde puedes arrasar y esos en los cuales sólo podrás comprar un accesorio. Donde te paseas con la confianza con que uno entra a Zara o aquellos que impactan y amilanan desde la vitrina. Una vez que se acepta esa premisa, la angustia de no poder verlo todo y –menos aún- comprarlo todo, es tu peor enemigo. Hay que combatirla como la lepra y aceptar que hay cosas que tendremos que dejar ir.
Entendamos algunas condiciones básicas. Cuando hablo de ir de compras, me refiero a ropa. Ese placer tortuoso. Y aunque sé que no TODO EL MUNDO tiene un presupuesto TAN limitado, pensando en la conversión peso-dólar, considerando que NY es considerada una de las ciudades más caras del mundo y, por último, porque se me presentan problemas éticos al pensar en invertir miles de dólares en cualquier prenda, me manejaré considerando un presupuesto que denominaré como “razonable”.
Desde esa perspectiva y en un esfuerzo de síntesis que casi me hace llorar, puedo decir que:
- Tiendas: Mis “tiendas de velador” son H&M y Forever21. Ambas son muy baratas y tienen de todo un poco. Ahora, a cuál de sus tiendas vayas puede resultar fundamental y dependerá de tu personalidad y paciencia. Para una compra concentrada, pasando por las dos tiendas y teniendo disponible además GAP, Victoria’s Secret está la calle 34 esquina 6ªavenida… Si se tiene la oportunidad, es mejor ir en días de semana cuando la otra gente está trabajando (ahora, si no estás trabajando ¿mereces comprarte ropa? Te respondo de inmediato que sí. No tenemos trabajo ni terapia, ¡pues tendremos compras!).
Ambas están también en Union Square (y en muchas otras partes, pero para eso están los localizadores de tiendas en internet), donde se encuentra quizás el mejor representante de Forever21 al lado de Strawberry que a veces tiene sus cosas menos sintéticas y debajo de Basement. También hay un H&M e el barrio, chico pero menos concurrido, y por los alrededores encuentras también Anthropology (cuyo mejor ejemplar está quizás en Rockefeller Center).
- SoHo: En este barrio y sus vecinos enanos (léase NoLita, NoHo y similares) está todo. Las tiendas antes mencionadas, la taquilla de Urban Outfitters con sus maravillosas cosas de casa (para mí gusto lo mejor de la tienda) más las baraturas de Old Navy, tiendas de chimuchina sólo comparables a Patronato con un toque de artículos para turistas y muchas pequeñas tiendas de diseño más exclusivo. Además, ahí están los únicos ejemplares de Mango, Uniqlo y Top Shop de NY. ¿Mi recomendación? En caso de que tengas poco tiempo, ve a SoHo. Aguanta la respiración y sumérgete en el gentío, porque parece Jumbo en 24 de diciembre. Si tienes tiempo y poca paciencia, trata de ir a otras sucursales y disfruta el paseo por SoHo en sí mismo. Recuerda salir de Broadway, meterte por todas las perpendiculares. Ahí están las joyitas de diseño. Lamentablemente, la mayoría si bien no cuesta miles de dólares, sí vale cientos.
- Tiendas de descuento: Si eres fanática de los artículos de diseñador y tu presupuesto es ajustado, NY también te da una oportunidad. Century21 (quizás el más popular), Loehmann’s (mi favorito en el rubro) y Daffy’s son interesantes ejemplares de estas enormes tiendas que permiten comprar cosas que deberían ser caras, pero acá son más baratas. Si eres de aquellos que encontraban maravillas en Almacenes Paris antes de que llegara Top Shop, este es tu lugar. Hay que saber buscar.
- Tiendas de segunda mano: Acá venden un poco de todo. Una vez me dieron una inteligente recomendación: si vas a ir a una Thrift shop hay que ir donde están las mujeres con plata. Pues dicho y hecho. El mejor lugar para descubrir tesoros está en el Upper East Side. Probablemente a partir de la calle 85 hacia abajo, en la Tercera Avenida y quizás en Lexington. En esto también hay que tener suerte, paciencia y un desinfectante esperando en casa.
- Ese diseño juvenil: Probablemente los lugares que tienen artículos más tentadores en términos de diseño sin llegar a los precios exorbitantes son East Village y el Lower East Side. No vayan después de haber pasado por H&M y Forever21, porque nada cuesta 20 dólares, pero son accesibles. En el East Village vale la pena caminar por St. Marks y los alrededores de Tompkins Square Park. Ojo con la calle 7 hacia el Oeste, también tiene cosas interesantes. El Lower East Side no es tan grande y sus límites son bastante evidentes (cuando llegues al barrio chino detente), así que las recomendaciones son más bien pasear por Orchard, Rivington y meterse en cada lugar que pueda parecer divertido. Los precios varían mucho de un lugar a otro y hay tiendas de ropa nueva y usada.
- No de compras, de paseo: Así como al estar en NY uno debería entrar a Tiffany, creo que también hay que entrar a Bloomingdales , Macys y un par más que ahora se me escapan ¿Sacks quizás?). Personalmente nunca he comprado nada ahí, pero tienen ese no sé qué… y baños (un bien muy preciado en la Gran Manzana).
Entendamos algunas condiciones básicas. Cuando hablo de ir de compras, me refiero a ropa. Ese placer tortuoso. Y aunque sé que no TODO EL MUNDO tiene un presupuesto TAN limitado, pensando en la conversión peso-dólar, considerando que NY es considerada una de las ciudades más caras del mundo y, por último, porque se me presentan problemas éticos al pensar en invertir miles de dólares en cualquier prenda, me manejaré considerando un presupuesto que denominaré como “razonable”.
Desde esa perspectiva y en un esfuerzo de síntesis que casi me hace llorar, puedo decir que:
- Tiendas: Mis “tiendas de velador” son H&M y Forever21. Ambas son muy baratas y tienen de todo un poco. Ahora, a cuál de sus tiendas vayas puede resultar fundamental y dependerá de tu personalidad y paciencia. Para una compra concentrada, pasando por las dos tiendas y teniendo disponible además GAP, Victoria’s Secret está la calle 34 esquina 6ªavenida… Si se tiene la oportunidad, es mejor ir en días de semana cuando la otra gente está trabajando (ahora, si no estás trabajando ¿mereces comprarte ropa? Te respondo de inmediato que sí. No tenemos trabajo ni terapia, ¡pues tendremos compras!).
Ambas están también en Union Square (y en muchas otras partes, pero para eso están los localizadores de tiendas en internet), donde se encuentra quizás el mejor representante de Forever21 al lado de Strawberry que a veces tiene sus cosas menos sintéticas y debajo de Basement. También hay un H&M e el barrio, chico pero menos concurrido, y por los alrededores encuentras también Anthropology (cuyo mejor ejemplar está quizás en Rockefeller Center).
- SoHo: En este barrio y sus vecinos enanos (léase NoLita, NoHo y similares) está todo. Las tiendas antes mencionadas, la taquilla de Urban Outfitters con sus maravillosas cosas de casa (para mí gusto lo mejor de la tienda) más las baraturas de Old Navy, tiendas de chimuchina sólo comparables a Patronato con un toque de artículos para turistas y muchas pequeñas tiendas de diseño más exclusivo. Además, ahí están los únicos ejemplares de Mango, Uniqlo y Top Shop de NY. ¿Mi recomendación? En caso de que tengas poco tiempo, ve a SoHo. Aguanta la respiración y sumérgete en el gentío, porque parece Jumbo en 24 de diciembre. Si tienes tiempo y poca paciencia, trata de ir a otras sucursales y disfruta el paseo por SoHo en sí mismo. Recuerda salir de Broadway, meterte por todas las perpendiculares. Ahí están las joyitas de diseño. Lamentablemente, la mayoría si bien no cuesta miles de dólares, sí vale cientos.
- Tiendas de descuento: Si eres fanática de los artículos de diseñador y tu presupuesto es ajustado, NY también te da una oportunidad. Century21 (quizás el más popular), Loehmann’s (mi favorito en el rubro) y Daffy’s son interesantes ejemplares de estas enormes tiendas que permiten comprar cosas que deberían ser caras, pero acá son más baratas. Si eres de aquellos que encontraban maravillas en Almacenes Paris antes de que llegara Top Shop, este es tu lugar. Hay que saber buscar.
- Tiendas de segunda mano: Acá venden un poco de todo. Una vez me dieron una inteligente recomendación: si vas a ir a una Thrift shop hay que ir donde están las mujeres con plata. Pues dicho y hecho. El mejor lugar para descubrir tesoros está en el Upper East Side. Probablemente a partir de la calle 85 hacia abajo, en la Tercera Avenida y quizás en Lexington. En esto también hay que tener suerte, paciencia y un desinfectante esperando en casa.
- Ese diseño juvenil: Probablemente los lugares que tienen artículos más tentadores en términos de diseño sin llegar a los precios exorbitantes son East Village y el Lower East Side. No vayan después de haber pasado por H&M y Forever21, porque nada cuesta 20 dólares, pero son accesibles. En el East Village vale la pena caminar por St. Marks y los alrededores de Tompkins Square Park. Ojo con la calle 7 hacia el Oeste, también tiene cosas interesantes. El Lower East Side no es tan grande y sus límites son bastante evidentes (cuando llegues al barrio chino detente), así que las recomendaciones son más bien pasear por Orchard, Rivington y meterse en cada lugar que pueda parecer divertido. Los precios varían mucho de un lugar a otro y hay tiendas de ropa nueva y usada.
- No de compras, de paseo: Así como al estar en NY uno debería entrar a Tiffany, creo que también hay que entrar a Bloomingdales , Macys y un par más que ahora se me escapan ¿Sacks quizás?). Personalmente nunca he comprado nada ahí, pero tienen ese no sé qué… y baños (un bien muy preciado en la Gran Manzana).
Ahora me doy cuenta que la única angustia comparable a no poder comprar todo en NY, es no poder hablar de todos los lugares que hay para comprar. Puede que sea necesaria una subserie de Atracciones de NY… ¿De compras en NY capítulo 2?
Sunday, October 12, 2008
Atracciones de NY, capítulo 3: Metrocard
Con tanto noticia de la crisis dando vuelta y considerando las razonables preocupaciones de presupuesto de un visitante a NY (¡sobre todo viendo cómo sube el dólar!) siempre llega el minuto clave en que se debe adquirir la tarjeta Metrocard, utilizable en las múltiples líneas de Metro y sí, como muchos preguntan, también en los buses.
Hace unos días casi se me cayó mi lágrima de Magdalena al comprar mi última Metrocard y creo que ha llegado el momento de referirse a este ícono de la Gran Manzana.
Todos quieren consejos. Pues este es el mío: esta compra requiere de un profundo conocimiento personal y de una proyección del estilo de viaje-estadía que tendrás en NY, además –claro- de la duración del mismo. Este aspecto es muchas veces malentendido y se le pregunta al guía (en este caso yo) cuál conviene. Como si hubiera una respuesta única y universal. Mis queridos amigos, si así fuera, no habría tantas variables. Adoradores del libre mercado como los que se ven en el hogar y residencia de Wall Street hace rato habrían eliminado las alternativas sin demanda.
Las posibilidades son más o menos las siguientes:
- Viaja todo lo que quieras en un día por US$7,5
- Viaja todo lo que quieras en 7 días por US$25
- Viaja todo lo que quieras en 14 días por US$47
- Viaja todo lo que quieras en 30 días por US$81
- Comprar una tarjeta por una suma determinada de dolarcillos, a la que se le descontarán US$2 en cada viaje de metro o bus. Aquí hay una subcategoría, ya que algunos montos consideran un “bono”. Por ejemplo, si compras una de US$24, son doce viajes más un bono de US$1,5 (que no sirve de nada porque no alcanza para un viaje, pero le agregas los 50cts y ya está).
- Viaja todo lo que quieras en un día por US$7,5
- Viaja todo lo que quieras en 7 días por US$25
- Viaja todo lo que quieras en 14 días por US$47
- Viaja todo lo que quieras en 30 días por US$81
- Comprar una tarjeta por una suma determinada de dolarcillos, a la que se le descontarán US$2 en cada viaje de metro o bus. Aquí hay una subcategoría, ya que algunos montos consideran un “bono”. Por ejemplo, si compras una de US$24, son doce viajes más un bono de US$1,5 (que no sirve de nada porque no alcanza para un viaje, pero le agregas los 50cts y ya está).
Ahora, mis estimados. No se abalancen. Lo evidente pareciera ser comprar la tarjeta de viajes ilimitados. Pero ahí está el truco. Dependerá de cuán expansivo quieras ser en tu recorrido. Si eres de esos viajeros que quieren recorrer pocos barrios, pero en profundidad, no harás más de dos viajes diarios (uno de ida y uno de vuelta). Si eres de esos probablemente querrás caminar más en la superficie de la ciudad que hacer largos viajes bajo tierra.
Si en cambio quieres alcanzar a ver lo más posible mientras estés, necesitarás hacer muchos viajes y sin duda te conviene la tarjeta ilimitada.
Si en cambio quieres alcanzar a ver lo más posible mientras estés, necesitarás hacer muchos viajes y sin duda te conviene la tarjeta ilimitada.
Debes considerar dónde estás alojado y a qué distancia están los lugares que quieres conocer. Muchas distancias en NY son caminables si tienes las ganas y el clima es relativamente amable. Probablemente en invierno usarás más metros en que verano, porque el frío te impedirá pasar tanto tiempo en la calle. En verano en cambio tienes que considerar un abrigo para subirte el metro, porque el aire condicionado puede matar a cualquiera.
Además claro, hay variables más complejas, como los buses expreso o el tren del aeropuerto, cuyas tarifas son mayores. Ninguno de ellos puede pagar con las tarjetas “viaja todo lo que quieras por”, pero sí con las equivalentes a dinero (más parecidas a la Bip ¿no?). Y si estás pensando en los buses, te advierto desde ya que parece atractivo viajar mirando pero no los consideres para viajes largos: el tráfico en NY es una pesadilla y hacen más paradas que la Colón El Llano. Por algo el metro es tan famoso.
Y si vienes con un presupuesto importante probablemente usarás sólo taxis.
Como ven, el tema es una cuestión muy compleja y de una lógica similar a un sudoku. Si me preguntan, creo que todo esto se reduce a una pregunta. Considerando que en NY hay más cosas de las que podrás ver no importa cuánto tiempo te quedes (yo misma tengo muchísimos pendientes) y que además querrás repetirte muchas cosas. Elige tu actitud posible en los últimos días:
a) Me rindo, es imposible ver todo, seguiré al mismo ritmo y veré lo que alcance.
b) No me quiero perder nada, tomaré taxis para ir más rápido si es necesario.
c) No me quiero perder nada, iré rápido a todos mis pendientes aunque estén en lados opuestos de la ciudad.
a) Me rindo, es imposible ver todo, seguiré al mismo ritmo y veré lo que alcance.
b) No me quiero perder nada, tomaré taxis para ir más rápido si es necesario.
c) No me quiero perder nada, iré rápido a todos mis pendientes aunque estén en lados opuestos de la ciudad.
Si respondes a) o b), probablemente no harás un uso intensivo de la Metrocard. Si respondes c), considera desde ya la versión “unlimited ride”.
Y no te olvides: ¡pide tu mapa del metro cuando llegues al aeropuerto! A veces son difíciles de encontrar en las estaciones.
Sunday, October 5, 2008
Atracciones de NY, capítulo 2: El Flatiron
Tiene varios nombres y amplia fama en imágenes, pero mis víctimas se han mostrado en general reacias a visitarlo. Es que a poco andar de turista por NY, uno se da cuenta que es una ciudad de concentraciones. Uno va viendo las cosas de a pequeños montones, entonces quieres ir a las grandes aglomeraciones, como la Quinta, SoHo y sus vecinos, la milla de los museos. El problema es que, quizás por mi deficiente espíritu de guía, no he encontrado suficientes y atractivos elementos que rodeen al Flatiron.
OK, está cerca del museo del Sexo, pero tampoco he encontrado muchos interesados en eso. Está al frente de Madison Square, pero una vez que mis guiados descubren que Madison Square no es lo mismo que Madison Square Garden, pierden interés. Ahora, se supone que ahí puedes encontrar unas de las mejores hamburguesas de NY. En un quiosquito llamado Shake Shack. ¿El problema? Hay que hacer una fila tan larga, que no es apta para turistas, a quienes el tiempo siempre les falta en una ciudad como esta.
La solución es encontrar a un guiado fanático de la fotografía, como la Titi que fue una de las pocas que se apersonó en el sector del bello edificio. O con mucha paciencia, como mi santa madre a quien le alargué el paseo de la Quinta, que normalmente no debería pasar de la calle 34, hasta llegar a la calle 23, para mostrarle el Flatiron.
Ahora, quizás por todo esto el Flatiron merece ser destacado. Tienes que ir por él, buscarlo. Y cuando lo ves, creo que vale la pena. Para mí esa esquina es más neoyorquina que Times Square, porque la gente ahí de verdad trabaja y pasa haciendo otras cosas. Tiene un poco menos de Disneylandia.
Por eso, aunque no haya sido el primer rascacielos de la Gran Manzana, aunque tenga varias réplicas en otras ciudades o quizás por todo eso, el Flatiron es para mí una de las atracciones de NY.
OK, está cerca del museo del Sexo, pero tampoco he encontrado muchos interesados en eso. Está al frente de Madison Square, pero una vez que mis guiados descubren que Madison Square no es lo mismo que Madison Square Garden, pierden interés. Ahora, se supone que ahí puedes encontrar unas de las mejores hamburguesas de NY. En un quiosquito llamado Shake Shack. ¿El problema? Hay que hacer una fila tan larga, que no es apta para turistas, a quienes el tiempo siempre les falta en una ciudad como esta.
La solución es encontrar a un guiado fanático de la fotografía, como la Titi que fue una de las pocas que se apersonó en el sector del bello edificio. O con mucha paciencia, como mi santa madre a quien le alargué el paseo de la Quinta, que normalmente no debería pasar de la calle 34, hasta llegar a la calle 23, para mostrarle el Flatiron.
Ahora, quizás por todo esto el Flatiron merece ser destacado. Tienes que ir por él, buscarlo. Y cuando lo ves, creo que vale la pena. Para mí esa esquina es más neoyorquina que Times Square, porque la gente ahí de verdad trabaja y pasa haciendo otras cosas. Tiene un poco menos de Disneylandia.
Por eso, aunque no haya sido el primer rascacielos de la Gran Manzana, aunque tenga varias réplicas en otras ciudades o quizás por todo eso, el Flatiron es para mí una de las atracciones de NY.
Friday, September 26, 2008
Atracciones de NY, capítulo 1: La Quinta
Cuando ataca esa nostalgia del que va a partir, del que ya echa de menos lo que aún tiene, decidí que lo mejor era rendirle un homenaje paso a paso a la Gran Manzana. Y para partir por el principio, por el lugar donde yo paseé cuando llegué y a donde me encanta llevar a quienes, novatos como yo, se aparecen por primera vez por estos lados, decidí partir por la 5ª Avenida.
Aunque parte por allá arriba y termina por allá abajo, voy a ESA parte, ahí mismo donde se hace el taco humano en Navidad, donde se combinan lujosas vitrinas con poco lujosos turistas.
Creo que si te bajas del avión y te vas con jet lag y todo directo a downtown el impacto puede ser demasiado fuerte. Que para ir al Upper East Side uno quiere sentirse un poco más glamoroso y atractivo que pasajero recién eyectado de la clase turista. Y que para ir a un museo o de compras necesitas más concentración.
A la Quinta uno va a contemplar. A vislumbrar altos edificios, increíbles tiendas e impactantes precios, a darle una pequeña mirada a dónde querrá volver. Porque ya desde el principio ves esa puntita del Central Park que ya sabes querrás recorrer, pasas por el lado de la emblemática tienda Mac y Fao Schwarz, donde todavía tienen el piano de teclas en el suelo donde tocaba “Quisiera ser grande”. También están la Catedral de Saint Patrick y ese multifacético paseo para entrar a Rockefeller Center, donde se turna una cancha de hielo para patinar en invierno y mesitas con quitasoles en verano.
Vas dando una mirada a esas tiendas a las que les quieres hincar el diente. Demasiadas para enumerar y mucho dependerá del presupuesto, pero incluyen libros, ropas y electrónicos. LV, H&M, Prada… todos mezclados en la democracia del consumo.
El descanso lo recomiendo en la Quinta con la calle 42, en Bryant Park. Una pasadita por la Public Library donde NO se casó Carrie y dónde SÍ encontró el libro de su escrito fan Audrey Hepburn. Donde se dan cita todos los relacionados en la Fashion Week y donde en verano proyectan películas una vez por semana. Dicen que es uno de los beneficiados de la política de tolerancia cero, que pasó de ser el lugar de encuentro de traficantes a ser un maravilloso lugar de encuentro con wifi gratis y mesitas acogedoras.
Más allá le das una mirada al Empire State.
Además, siempre está el factor sorpresa. No olvides andar con tu cámara de fotos siempre lista. Nunca se sabe si te encuentras con un desfile de algún país, tendencia o marcha temática. Yo aún me arrepiento de no andar con cámara cuando me tocó el de los Hare Krishna.
Y sí, aunque estoy acá, ya echo de menos todo eso.
Aunque parte por allá arriba y termina por allá abajo, voy a ESA parte, ahí mismo donde se hace el taco humano en Navidad, donde se combinan lujosas vitrinas con poco lujosos turistas.
Creo que si te bajas del avión y te vas con jet lag y todo directo a downtown el impacto puede ser demasiado fuerte. Que para ir al Upper East Side uno quiere sentirse un poco más glamoroso y atractivo que pasajero recién eyectado de la clase turista. Y que para ir a un museo o de compras necesitas más concentración.
A la Quinta uno va a contemplar. A vislumbrar altos edificios, increíbles tiendas e impactantes precios, a darle una pequeña mirada a dónde querrá volver. Porque ya desde el principio ves esa puntita del Central Park que ya sabes querrás recorrer, pasas por el lado de la emblemática tienda Mac y Fao Schwarz, donde todavía tienen el piano de teclas en el suelo donde tocaba “Quisiera ser grande”. También están la Catedral de Saint Patrick y ese multifacético paseo para entrar a Rockefeller Center, donde se turna una cancha de hielo para patinar en invierno y mesitas con quitasoles en verano.
Vas dando una mirada a esas tiendas a las que les quieres hincar el diente. Demasiadas para enumerar y mucho dependerá del presupuesto, pero incluyen libros, ropas y electrónicos. LV, H&M, Prada… todos mezclados en la democracia del consumo.
El descanso lo recomiendo en la Quinta con la calle 42, en Bryant Park. Una pasadita por la Public Library donde NO se casó Carrie y dónde SÍ encontró el libro de su escrito fan Audrey Hepburn. Donde se dan cita todos los relacionados en la Fashion Week y donde en verano proyectan películas una vez por semana. Dicen que es uno de los beneficiados de la política de tolerancia cero, que pasó de ser el lugar de encuentro de traficantes a ser un maravilloso lugar de encuentro con wifi gratis y mesitas acogedoras.
Más allá le das una mirada al Empire State.
Además, siempre está el factor sorpresa. No olvides andar con tu cámara de fotos siempre lista. Nunca se sabe si te encuentras con un desfile de algún país, tendencia o marcha temática. Yo aún me arrepiento de no andar con cámara cuando me tocó el de los Hare Krishna.
Y sí, aunque estoy acá, ya echo de menos todo eso.
Saturday, September 13, 2008
Se me apareció septiembre
Cuando ya casi tenía el síndrome del nido vacío con todo esto de que Britney parece haber vuelto al carril y hasta el actor del Señor de la Querencia está en rehabilitación, llegó septiembre y se llevó mi tranquilidad cotidiana. Me temo que para siempre.
El año pasado no pude ver el homenaje del 11S porque, bueno, no tenía TV ni manejaba los trenes expreso con la delicadeza que lo hago ahora. Este año no lo pude ver simplemente porque no estaba disponible. Así es, señoras y señores, tengo mis días ocupados. Atrás han quedado los paseos a cualquier hora, los encuentros femeninos para el café y los vitrineos espontáneos. Una vez más soy una mujer seria y preocupada. Lo único que me separa de mi sueño de pasearme por Manhattan en tacones es que, la verdad, soy incapaz de pasearme por tacones por cualquier parte. A ver si encuentro algo tipo taquito chino para adiestrarme y poder cruzarme con las ejecutivas de la Gran Manzana con cara de dignidad.
Si no fuera porque atravieso a Manhattan bajo el agua y no en ferry, me sentiría igualita a secretaria ejecutiva, cuando llegaba con zapatillas de caña alta a trabajar. Y claro, ahí estaba Sigourney Weaver, el antecedente histórico, versión 1988, del Diablo se Vista de Prada.
Y yo que encuentro a Pineda cada día más parecido a Harrison Ford. Eso sí, no vaya a ser que termine mías días extra operada, llena de botox, viviendo en Los Ángeles. Yo me encuentro más bien conservadora en mi vestir y veo que en la onda oeste eso no se da tanto.
El año pasado no pude ver el homenaje del 11S porque, bueno, no tenía TV ni manejaba los trenes expreso con la delicadeza que lo hago ahora. Este año no lo pude ver simplemente porque no estaba disponible. Así es, señoras y señores, tengo mis días ocupados. Atrás han quedado los paseos a cualquier hora, los encuentros femeninos para el café y los vitrineos espontáneos. Una vez más soy una mujer seria y preocupada. Lo único que me separa de mi sueño de pasearme por Manhattan en tacones es que, la verdad, soy incapaz de pasearme por tacones por cualquier parte. A ver si encuentro algo tipo taquito chino para adiestrarme y poder cruzarme con las ejecutivas de la Gran Manzana con cara de dignidad.
Si no fuera porque atravieso a Manhattan bajo el agua y no en ferry, me sentiría igualita a secretaria ejecutiva, cuando llegaba con zapatillas de caña alta a trabajar. Y claro, ahí estaba Sigourney Weaver, el antecedente histórico, versión 1988, del Diablo se Vista de Prada.
Y yo que encuentro a Pineda cada día más parecido a Harrison Ford. Eso sí, no vaya a ser que termine mías días extra operada, llena de botox, viviendo en Los Ángeles. Yo me encuentro más bien conservadora en mi vestir y veo que en la onda oeste eso no se da tanto.
Thursday, July 31, 2008
Teorías de la conspiración de la dueña de casa
La vida de NY está llena de glamour. Ayer, mientras hacía el aseo del baño de mi departamento en Queens, noté que una vez más las mejores ideas se me ocurrían mientras restregaba la tina. Mientras trataba de retener ese pensamiento -que parecía genial- recordé que no es la primera vez que me pasa y que el síntoma se une a otros dos:
- normalmente la idea no es tan buena una vez que dejo esa actividad
- por más que decido que no haré el baño todos los días tiendo a hacerlo igual.
Uniendo todos estos pensamientos concluí que el producto aquel que limpia, desinfecta y (aunque no me gusta) aromatiza mi baño, debe ser adictivo. Después de todo, ¿no es raro algo que parece volvernos creativos por un momento, nos hace sentir bien, después mal y finalmente nos llama a hacerlo de nuevo? ¿Lo harán así para que uno lo use lo más seguido posible, los gaste más y lo compre más? Seguro que eso diría mi madre.
Pero no es la única conspiración posible. Además está la del laundry y los fabricantes de ropa. Acá las lavadoras tienen un solo ciclo de 25 minutos. O sea, nada se lava mucho. No hay remoje, no hay lavado a mano (se entiende, no hay en mi casa, porque no pienso hacerlo). Después de una experiencia uno se da cuenta que todo hay que lavarlo muy seguido, que nada esté muy sucio porque nunca volverá a estar muy limpio. Sumen secadora y tendrán el sueño de H&M y Zara: la ropa muere después de una temporada. Así se lava más y se compra más. Ideal para estar siempre a la moda. Olvídense de tener una pilchita regalona. ¿Estarán los detergentes también en la conspiración?
Ya agradezco no tener aspiradora, plumero, plancha, juguera, microondas y quizás cuantas otras cosas que ni siquiera conozco. Quizás en qué problemas estaría metida.
- normalmente la idea no es tan buena una vez que dejo esa actividad
- por más que decido que no haré el baño todos los días tiendo a hacerlo igual.
Uniendo todos estos pensamientos concluí que el producto aquel que limpia, desinfecta y (aunque no me gusta) aromatiza mi baño, debe ser adictivo. Después de todo, ¿no es raro algo que parece volvernos creativos por un momento, nos hace sentir bien, después mal y finalmente nos llama a hacerlo de nuevo? ¿Lo harán así para que uno lo use lo más seguido posible, los gaste más y lo compre más? Seguro que eso diría mi madre.
Pero no es la única conspiración posible. Además está la del laundry y los fabricantes de ropa. Acá las lavadoras tienen un solo ciclo de 25 minutos. O sea, nada se lava mucho. No hay remoje, no hay lavado a mano (se entiende, no hay en mi casa, porque no pienso hacerlo). Después de una experiencia uno se da cuenta que todo hay que lavarlo muy seguido, que nada esté muy sucio porque nunca volverá a estar muy limpio. Sumen secadora y tendrán el sueño de H&M y Zara: la ropa muere después de una temporada. Así se lava más y se compra más. Ideal para estar siempre a la moda. Olvídense de tener una pilchita regalona. ¿Estarán los detergentes también en la conspiración?
Ya agradezco no tener aspiradora, plumero, plancha, juguera, microondas y quizás cuantas otras cosas que ni siquiera conozco. Quizás en qué problemas estaría metida.
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